Equivoquémonos, pero con estilo

Por Alejandra Mustakis, empresaria y emprendedora.

Aprender a equivocarnos es importante, es estar dispuestos a mirar lo que no funcionó y, algunas veces, esto también implica ser lo suficientemente abiertos de mente para cambiar de opinión, darnos cuenta a tiempo y hacer los cambios y aprendizajes necesarios para continuar.

No conozco mejor manera de hacer cosas, nuevas o distintas, sin equivocarse en el camino. Increíblemente, en la educación tradicional nos dicen que equivocarse es lo más cercano a un fracaso o sinónimo de castigo, cuando lo que realmente nos deberían enseñar es a “equivocarnos con estilo”.

Estamos en la Era de la prueba y error, de lo rápido y barato, de pivoteo, como le llamamos en el mundo del emprendimiento, y es por esto que debemos tomar las equivocaciones como parte de la experiencia, entendiendo que estas nos sirven para crecer, cambiar el rumbo y, muchas veces, descubrir algo mejor.

Muchas personas se quedan años pensando en hacer o no hacer algo por temor a equivocarse. Por lo mismo, lo mejor es tener claro, antes de iniciar un proyecto, que uno se va a equivocar, sí o sí, y que eso es parte del camino.

Aprender a equivocarnos es importante, es estar dispuestos a mirar lo que no funcionó, y algunas veces, esto también implica ser lo suficientemente abiertos de mente para cambiar de opinión, darnos cuenta a tiempo y hacer los cambios y aprendizajes necesarios para continuar.

Una vez escuché, de alguien muy inteligente, la idea de que cada vez que uno está haciendo o va a hacer algo, hay que pensar, desde un comienzo, cuáles son los obstáculos más grandes que podrían presentarse. Así, desde el día uno podemos trabajar en un plan de contingencia para enfrentarlos.

Algunas de las cosas que he aprendido, o a mí me han servido, es que frente a una equivocación hay que pensar positivo, buscar la mayor cantidad de soluciones distintas posibles, ocuparse y no preocuparse, recurrir a socios que estén totalmente comprometidos para enfrentar juntos los desafíos. También es importante identificar qué se hizo y qué no para que las cosas funcionaran, así como también las acciones que se desarrollaron para disminuir las consecuencias negativas de los errores, de manera de avanzar en alguna otra dirección y cambiar el rumbo lo más rápido posible, en caso de problemas.

La nueva educación nos debería enseñar a prototipar, a equivocarnos, a “aprender a aprender” y ser más proactivos.

Quizás, y a pesar de las dificultades y desafíos que implica cualquier iniciativa que uno elija hacer en la vida, por más difícil que sea, será más pleno haberlo intentado que no haberse  atrevido. Quizás la más grande equivocación sería quedarse con las ganas de haber hecho algo y no haberlo logrado, no por falta de capacidades, sino que por miedo a arriesgarse. Por lo mismo, asume que te vas a equivocar, que es parte del viaje, que eso te llevará a nuevos caminos y que debes prepararte para eso. ¡Dale! ¡Equivócate con estilo!