La lectura más evidente que realizamos de las aguas del mar es a través del color y el que más reconocemos es el azul; porque la luz del sol, en su viaje hacia las aguas profundas, extravía gran parte de los rayos amarillos y la totalidad de los rojos y cuando retorna a nuestros ojos, son básicamente los azules los que logramos identificar. Como si en la profundidad mágica se guardaran los colores más brillantes y cálidos, junto a un montón de secretos más. Este halo de misterio ha seducido a muchos, entre ellos, a Rafael Fernández Caballero. Ya decía Jacques Cousteau: “El mar, una vez que lanza su hechizo, lo mantiene a uno en su red de maravillas para siempre”.
Rafael Fernández (1994, Madrid), ingeniero e instructor nacional dos estrellas FEDAS, ha estado vinculado al mar y a la fotografía submarina toda su vida. Compañero en los viajes de su padre, también fotógrafo submarino, se inició en el buceo a los siete años, se acreditó prontamente y, a los dieciséis, portó su primera cámara bajo el agua. Su carrera como fotógrafo submarino parte tempranamente, en el torneo europeo celebrado en Almuñécar (Granada), 2016, donde logra cuatro oros y una plata. Un año más tarde, con veintidós años, recibe el premio como el mejor fotógrafo submarino del año 2017 por la UPY. Fernández sostiene que la observación, el estudio y la práctica logran la excelencia, sin embargo, esta queda subordinada a la pasión por encontrar la belleza oculta, su gran motivación.
Fernández señala que es la luz, indistintamente de su origen, el aliciente para salvar las limitaciones de los equipos y que como si de un pincel se tratara, esta le permite delinear aquellas figuras que se suelen perder a nuestros ojos bajo el mar. Es así como logró realizar una de sus mejores fotografías: Gigantes de la noche, una concentración nocturna de once tiburones ballena, muy difíciles de observar, alimentándose apiñados en torno a la luz de su bote. Esta imagen magnífica en composición y estética, que requirió una sincronización precisa para capturar el momento en que al menos cinco tiburones encajaran en el marco con todas sus caras visibles, fue la que le permitió ser elegido, una vez más, como el mejor fotógrafo submarino del año 2022 por la Underwater Photographer of the Year.
Sus últimos trabajos: una expedición a la Antártica junto al youtuber Lethal Crysis y la investigadora Gador Muntaner, en busca de uno de los mamíferos más desconocidos, la foca Leopardo, y el documental La evolución de las especies del National Geographic, siguen dando cuenta de la pasión y la excelencia en su búsqueda incansable de dar a conocer las bellezas ocultas del mar.
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