Tanu: Helados con sentido

No sólo son ricos, sanos y saludables, el concepto tras Tanu es de una heladería consciente, que contribuye a la economía sustentable y basada en el comercio justo. Con alternativas veganas, sin azúcar y también para quienes tienen alergias alimentarias, hay realmente opciones para todos los gustos.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés.

Hace cuatro años, en Viña del Mar, y en la reconocida zona de Barrio Poniente, se abrieron las puertas de Tanu, una encantadora heladería que llamó de inmediato la atención por su potente concepto que involucra el cuidado del medio ambiente, la comunidad y las materias primas. Además, hace un año y medio, inauguraron una segunda sucursal en Vitacura, Santiago, en un sector que también destaca por negocios que siguen una línea sustentable.

“Nuestra heladería consciente surge a raíz de la búsqueda de un emprendimiento que fuera un aporte y reflejo de un estilo de vida saludable. Como lo dice su nombre consciente, que no se preocupara sólo de vender por vender, sino de marcar la diferencia positivamente desde diferentes aristas. Así, investigamos y trabajamos mucho hasta llegar a crear recetas únicas, lo más puras posibles en cuanto a materias primas, sin químicos, veganas y con opciones tradicionales en agua y leche, pero también sin lactosa, gluten free y sin azúcar”, cuentan Macarena Santa María y Ricardo Lührs, fundadores y dueños de Tanu.

Una importante inspiración para ellos fue la Patagonia chilena, lugar que recorrieron en viajes, entre sus bellos paisajes y gastronomía, y de donde surge su nombre. “Tanu es un espíritu Selk’nam y lleva en su historia la mística que nos cautivó y enamoró de la Patagonia. Su cuerpo era ancho, casi rectangular, y la parte superior tenía forma cónica por eso está representada en la a de nuestra marca y nos acompaña en la heladería”.

Su conexión con el sur está también reflejada en sus proveedores, pues trabajan con pequeños productores, agricultores y recolectores, bajo una modalidad de comercio justo y colaborativo, pero no sólo de esta zona, sino que también del resto de Chile. “Para nosotros es muy importante saber exactamente de dónde provienen los insumos. Los frutos, como el ruibarbo, la rosa mosqueta y el calafate, por ejemplo, los traemos personalmente, dos veces al año, desde Aysén”.

LABORATORIO DE SABORES

“Chile es el país que más helado consume en Latinoamérica e, incluso, le ganamos a Argentina, que tiene una tradición importante en este rubro. Pero la gran mayoría usa pastas industriales, con muchos químicos. Por eso decimos hacer nuestras recetas, de autor. No usamos bases para los helados de leche ni de agua y elaboramos nuestras propias pastas lo más sanas y nobles posible. Estamos enfocados en la pureza del sabor”, cuenta Ricardo, quien estudió heladería en Buenos Aires y se especializó en heladería natural en Grosseto, provincia de Toscana, Italia. Hoy está a cargo del laboratorio, la producción y de capacitar al equipo.

También elaboran artesanalmente el barquillo vegano, creación de Macarena, quien está a cargo de toda la parte administrativa, finanzas y comunicaciones, y es parte importante del trabajo creativo. “Este ha sido un trabajo minucioso de investigación, formular, hacer pruebas, ir afinando recetas, y realmente el producto final es muy sano y noble. Es alquimia pura, porque con menos azúcar también se puede lograr un helado exquisito y, además, saludable. Tanto así que nos buscan muchas familias con hijos con alergias alimentarias, cuyos niños han probado su primer helado y barquillo con nosotros”, agrega Maca.

Con sabores distintivos del sur de Chile como el ruibarbo, la rosa mosqueta y el calafate —que son los favoritos de muchos estudiantes y turistas— en su variada carta se pueden encontrar deliciosos helados veganos al agua como pera, plátano, chirimoya y lúcuma, donde se potencia un delicioso sabor a fruta.  “Hay muchas personas que son intolerantes a la lactosa, también a los frutos secos y otros alérgenos. Por eso no usamos leches de coco, almendra o soya, ni tampoco legumbres. Además, tenemos helados realmente sin azúcar y pueden ser consumidos por diabéticos, sin problemas”.

El agua que utilizan también es muy especial…
Sí, usamos en nuestros helados agua filtrada, purificada y ozonizada. El agua de Viña del Mar, lamentablemente, viene con mucho sarro, flúor y cloro, por lo que la pasamos por un proceso en una máquina especial. El ozono es un potente bactericida y antiviral que, además, elimina todo el mal sabor y olor que trae el agua de la llave. Además, es agua intencionada (pegamos sobre la máquina palabras como amor, felicidad, respeto, equilibrio, luz, conciencia, salud), pues bajo la filosofía del investigador japonés Masaru Emoto —que estudió sobre los efectos de esto sobre la comida, el agua y la música—, hay indudablemente un cambio positivo a nivel molecular.

Por otro lado, uno de los grandes mitos es que el helado es sólo para el calor…
Hoy los helados no tienen estación; si bien en verano hay un alza importante en demanda y se prefieren sabores más frescos como el coco, el mango, el maracuyá, etc., en invierno se buscan mucho los sabores cálidos como el manjar, el chocolate (que en nuestra versión vegana es 85% cacao y uno de los favoritos), lúcuma, vainilla (con leche y vegano al agua), o los postres como pie de limón y tiramisú que pueden disfrutar en versiones de uno o dos sabores, medio litro y litro.

COMUNIDAD VERDE

“Tenemos alianzas con distintos emprendedores afines, como Pewun, un precioso proyecto de Viña del Mar de dos familias, con quienes reciclamos todos nuestros desechos orgánicos; y en Santiago trabajamos con No Trash Reciclaje. También con Ánima, pastelería natural con la que creamos el Queque Tanu, sin azúcar y vegano, y que pueden pedir con una bola de helado y baño de chocolate. Buscamos hacer alianzas con nuestros vecinos y quienes tengan también una mirada verde y consciente”.

Además, uno de sus grandes atractivos es que en la misma heladería cuentan con una máquina de Patagonia Blend, tostaduría sustentable y marca de café más austral del mundo, ya que traen los granos seleccionados desde Colombia y los procesan en Punta Arenas. “Somos los únicos de la región con este café, ya que nos trajeron especialmente su máquina desde el sur y porque nosotros los visitamos directamente a su fábrica”.

¿Cuál es su próxima apuesta?
Acabamos de inaugurar un nuevo canal de venta para cafés, emporios, y restaurantes, donde instalamos un congelador Tanu con potes de medio litro para la venta. En junio partimos con un precioso proyecto de Concón, La Soa María, pastelería vegana. Así queremos expandirnos a otros puntos: Valparaíso, Quilpué, Villa Alemana, Limache y Santiago, pero siempre bajo una red de emprendedores que crea en lo mismo que Tanu.

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