Museo Palacio Vergara: Ícono patrimonial y cultural

Tras doce años cerrado al público, el Museo Palacio Vergara reabrió sus puertas totalmente renovado, gracias a un tremendo trabajo de restauración. Con la colección barroca y renacentista más importante de Sudamérica, y más de quinientas veinte obras pictóricas, esculturas y mobiliarios, es una maravilla para los amantes del arte y el público en general. Una verdadera joya en el corazón de Viña del Mar.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés.

Una de las postales indiscutidas de la ciudad de Viña del Mar es el Museo Palacio Vergara. Ubicado en los jardines del parque Quinta Vergara, este hermoso inmueble patrimonial —perteneciente a la municipalidad y antiguamente conocido como el Museo de Bellas Artes— volvió, en diciembre del 2021, a abrir sus puertas al público luego de doce años.

Producto del terremoto 27F del 2010, el palacio tuvo serios y profundos daños en su infraestructura exterior e interior. Parte de su fachada, balcones, cornisas, incluso algunas murallas y techos completos, quedaron en el suelo. Tras ello se conformó un completo equipo de restauradores, arquitectos, investigadores, entre otros, que lograron volver a la vida uno de los puntos culturales más importantes de la región.

“El pasado 5 de mayo se cumplieron ochenta y un años de la creación del Museo de Bellas Artes de Viña del Mar, pero esta historia comienza a forjarse junto al nacimiento de la misma ciudad. Blanca Vergara Alvares y su familia, a fines del siglo XIX, adquieren valiosas obras en Europa que posteriormente nuestra municipalidad adquirió, y que junto a las obras que llegaron al municipio de los Salones de Verano (1933 a 1969), conforman una de las colecciones renacentistas y barrocas más importantes de Sudamérica”, cuenta Claudio Vergara Melian, arquitecto, restaurador y coordinador del Museo Palacio Vergara, Ilustre Municipalidad de Viña del Mar.

“Este 17 septiembre estaremos de aniversario y lo celebraremos con cinco exposiciones transitorias que, junto a nuestra colección permanente, visitan más de tres mil personas cada mes que recorren dieciocho espacios de exposición que continuamente estamos renovando. El desafío es articular un museo que acoja no sólo una importante colección clásica, sino que sea un espacio en que artistas contemporáneos puedan exponer sus obras y ser un reflejo del arte actual de nuestro país”.

RESTAURACIÓN Y ARQUITECTURA

Blanca Vergara, hija de José Francisco Vergara Echevers, encargó el diseño del palacio a los arquitectos Ettore Petri y Alejandro Petri Santini, obra que terminaron de construir en 1910. Con aproximadamente tres mil metros cuadrados de edificación, dos pisos y estructura de madera, hoy se pueden apreciar los techos, puertas, ventanas, manillas, escaleras y pisos de mármol de la época. En su entrada siguen sus característicos leones que dan la bienvenida a los visitantes y, por años, han sido un atractivo para los más pequeños.

“El palacio está inspirado en elementos neogóticos venecianos. En Venecia este tipo de construcciones eran de piedra y revestidos de mármol rosa de Oriente, proveniente del tráfico comercial. Como acá no existía ese material se pintó de un color carne melón que se asemejaba. Tras mucha investigación —y debajo de siete capas de pintura blanca invierno, que acompañaron al museo por años—, lo repintamos a su color original. Ese mismo trabajo se hizo a través de los salones, cambiando el blanco por otros tonos más fuertes y que destacaran mejor las piezas artísticas”.

Actualmente el equipo de restauración y conservación del museo está identificando los autores y rescatando los retratos de dieciséis personajes del siglo XVl y XVII, dentro de los cuales se encuentra una infanta que promete, junto a su autora, ser de alto valor histórico.

VIAJE AL PASADO

El recorrido para los visitantes comienza en el Hall Central, donde en distintas pinturas se puede observar a la familia Vergara Alvares; y luego hay dos salas dedicadas a Blanca Vergara y José Francisco Vergara, los dueños de casa.

El primer salón, llamado Grandes Maestros, era el recibidor donde antiguamente llegaban los invitados a las fiestas. Hoy cuenta con obras de los pintores Benito Rebolledo, Pedro Lira y Alfredo Valenzuela Puelma. También se encuentra El Desconsuelo, escultura de Josep Llimona, el padre del modernismo catalán. En agosto presentarán aquí al artista visual Totoy Zamudio, con obras llenas de color.

Para la siguiente habitación se abren dos grandes puertas hacia el Salón Dorado, que sorprende con una lámpara de bronce y vidrio, grandes espejos franceses de 1870 y detalles en todo el lugar, como el cielo en tonos pasteles, preciosas esculturas, textiles de la época en sus paredes y ébano en su piso. “En los bailes, la orquesta se colocaba en los arcos de media punta a nivel del techo. La acústica es maravillosa, y sin necesidad de amplificación hemos tenido conciertos, como lo fue con la Orquesta Marga  Marga”.

Luego, en el Salón de Té, hay una variada colección de esculturas y obras italianas desde 1874. “Doña Blanca vivió mucho tiempo en Europa y la educaron en las grandes escuelas de la época. Como le gustaba mucho el arte en este lugar se juntaba con importantes escritores y pintores que luego paseaban por el parque”. Al lado, el Patio de Invierno, que también mantiene su baldosa original, tiene encantadoras esculturas en mármol y desde su precioso ventanal se puede ver una araucaria gigantesca —que data de 1840, única en Sudamérica—, y que fue traída desde Oceanía a petición de doña Mercedes Alvares.

SALA CAPITULAR

“En el Salón de los Gobelinos, antiguo comedor, tenemos pinturas impresionistas del afamado Joaquín Sorolla, quien tiene su propio museo en España. Estas las pintó especialmente para la familia Errázuriz e inspirado en sus viñedos. En las paredes se puede ver la madera tallada a mano, donde resaltan los parrones, piezas que armamos como un rompecabezas”.

Al abrir las siguientes puertas está la Sala Capitular, una impresionante sala roja y con pinturas de carácter religioso. La colección europea presenta alrededor de diecisiete obras renacentistas que datan desde el 1400 y que llaman la atención por sus detalles, técnicas y estudio del cuerpo humano. “Los artistas de esa época estaban introduciendo la perspectiva y destacan por su dramatismo. Acá tenemos la obra más grande del museo: El Martirio de Santa Paulina de Gabriel Guay (1880) de 3×5 metros”.

PAISAJES CHILENOS

Actualmente está exponiendo el escultor chileno Hernán Puelma con Travesías en catalejo (hasta el 4 de septiembre), que se puede visitar en el Hall Central. En los pasillos, y entre salones se exhiben retratos de la colección nacional con piezas de Camilo Mori o Benito Rebolledo, por ejemplo. Y en Sala Auditorio, antiguo sector de la piscina del palacio, está el famoso y milenario colmillo de mamut tallado, apoyado en un soporte de madera de cerezo, que fue donado por Leonardo Farkas.

En la Sala Paisaje Chilenos predominan los cuadros de Thomas Somerscales y Alfredo Helsby que retratan la historia y el paso del tiempo por zonas como Valparaíso, Viña del Mar, Reñaca y Concón. Y ya en el segundo piso, donde antes se encontraba la Escuela de Bellas Artes, destaca una sala dedicada a Juan Francisco González, reconocido como uno de los cuatro grandes maestros de la pintura chilena.

LOS SURREALISTAS

“Parte de los cambios del museo ha sido incorporar arte de todos los tiempos. Actualmente se están presentando en exposición colectiva: Cuatro surrealistas chilenos (Oscar Barra, José Duarte, Miguel Ángel Huerta y Alejandra López), quienes, a través del color, los materiales, los artefactos y distintas técnicas juegan en el mundo de los sueños y la fantasía. Queremos que este sea un museo que acoja el sentir cultural de sus cerros, la ciudad, la región, el país y el continente, un espacio para todas y todos. Por eso, además de lo histórico, tenemos lugares dedicados a las artistas (Sala Mujeres) y a talentos emergentes, pero también queremos involucrar mucho más a los niños, con un espacio especial para ellos. Seguiremos haciendo exposiciones, actividades y panoramas para todos los gustos y edades”.

Horario: martes a domingo de 10:30 a 13:00 horas y de 15:30 a 17:00 horas. Recorridos guiados. Entrada Liberada. Se exige Pase de Movilidad.
Instagram: @museopalaciovergara