Isidora Gómez: Arte tridimensional

Dice que su trabajo es un pequeño homenaje a la creación. Que cada diseño está inspirado en la armonía de colores, formas y ciclos de la madre naturaleza y el universo, lo que le otorga a cada pieza un sentido único. “Lo que hago es replicar, humildemente, la perfección de la naturaleza y la geometría sagrada”. En estas páginas, un vistazo a la precisa y original técnica de la superposición de capas.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistada @isidoragomez.art

Podría haber estudiado arte, diseño o arquitectura. Pero no. Isidora se decantó por Ingeniería Civil Industrial. Luego de trabajar ocho años en el mundo privado y más tarde en el sector público, decidió que era hora de emprender, renunció y se tiró a la piscina. “Siempre quise ser independiente y tener un negocio. Ese siempre fue mi norte”.

Buscando e investigando qué podía hacer —las manualidades siempre le habían gustado—, conoció la tecnología láser. “Me enamoré de su versatilidad. Puedes crear el producto que quieras y trabajar con todo tipo de materiales: cuero, madera, acrílico, tela. Eso fue lo que me cautivó”.

Autodidacta, se compró una máquina de corte láser. La cuarentena le sirvió para desarrollar lo que sería su nuevo emprendimiento. En todo ese tiempo, hubo mucho aprendizaje, ensayo y error. Lejos de copiar patrones, se concentró en las formas de la naturaleza y de ahí creó diseños únicos en madera a través de la superposición de capas, que al juntarlas derivaron en un diseño tridimensional. “Siempre digo que lo mío es la combinación de la carpintería tradicional con la tecnología”.

¿Por qué la madera?
Trabajar con materiales nobles me encanta. Uso maderas terciadas de bosques renovables y trato de usar materiales ecoamigables para envolver mis productos, como papel o cartón Kraft. Me gustan las vetas de la madera y las pinto con tinturas en base a agua que no tapan esas vetas.

Su inspiración viene de la naturaleza y en ella se enfocó cuando comenzó a hacer sus primeros diseños inspirados en patrones geométricos que, más adelante, derivaron en mandalas. La creatividad está presente en todo el proceso y la técnica se ha ido perfeccionando en cada una de las etapas de corte, teñido y ensamblado.

“Los murales grandes tienen doce capas en madera y cada capa es un diseño especial, por lo tanto, son muchas las horas que les debes dedicar y eso encarece el producto”.

Entonces comenzó a aplicar la misma técnica, pero en formatos más pequeños, para que fuera más asequible. Ahí nacieron los centros de mesas, los portavelas, los posavasos. “He aprendido que para mantenerte vigente tienes que estar innovando, adecuándote al contexto en que estás viviendo, eso es muy importante. Así que me fui acomodando a las necesidades del mercado”.

¿Cómo llegas a la geometría sagrada?
Siempre me he cuestionado de dónde venimos, cómo nos conectamos con la naturaleza, las plantas, los animales, la tierra, el universo. Ocupo mucho la proporción áurea en mis diseños, que está basada en la creación. La idea es que tengas en tu casa un objeto decorativo con un trasfondo detrás, un significado que resuene contigo.

PROPORCIÓN ÁUREA

Su casa en Ñuñoa es taller, showroom, todo en uno. Cada espacio tiene algo de Isidora, de su inspiración. Murales, espejos, centros de mesa, muebles, posavasos, portavelas, relojes, libretas y maceteros conviven libremente. Todos y cada uno creados con maderas renovables y tintes sustentables.

“Soy una admiradora de la naturaleza. Las formas de las suculentas, que me encantan, tienen la misma proporción áurea que las tormentas, o los brotes de los helechos y son las mismas que busco transmitir en mis murales”.

¿Cuál es el significado que les das a los mandalas?
Cada diseño tiene un significado que quiero transmitir y representar. Cada una de sus piezas tiene un significado y un contenido. El mural Vida, que está en distintas versiones, tiene una simbología a través del brote de una flor, cuyos contornos simbolizan el cambio y crecimiento constante.

En su página web se pueden apreciar otras series y colecciones de las que derivan obras como Amanecer, “inspirada en la energía que nos entrega el sol cada día”, y Esperanza, “que representa positivismo y fuerza para seguir nuestro camino”. También, el trabajo colaborativo junto a Valentina Nazer del que deriva el mapping, una técnica audiovisual, en donde se proyectan luces sobre superficies que cobran vida, y se acompañan de música y sonidos, “generando paisajes oníricos y un espectáculo de estímulos para los sentidos”.

¿Tu sello?
El significado e inspiración que tiene cada diseño y transmitir respeto hacia la naturaleza a través del trabajo con materiales ecoamigables.

“Hay mucha gente que se identifica con mi historia. Muchas personas se sienten atrapadas dentro del sistema y quieren salirse de donde están, pero el miedo las paraliza. O no pueden o no se atreven. Yo me escapé de la rutina. Eso hice”.

¿Proyectos?
Tengo hartos. Quiero hacer nuevos productos para la casa, agregar luces LED a los murales y nuevos materiales como cuarzos y aplicaciones de cobre, también lanzar una nueva línea de joyas en madera y plata. Me gustan los desafíos. El desafío diario me mantiene con energía, aunque suene cliché.