Las piedras rodantes

Por Marcelo Contreras

Ha muerto Charlie Watts y las piezas restantes de The Rolling Stones siguen girando, como ha sido la costumbre de la banda que, en 2022, cumplirá sesenta años. Ante cada fallecimiento o deserción, la opción de detenerse no aparece en el menú de los británicos que redactaron el manual de sexo, drogas y sucio rock & roll. Habían dejado atrás a Brian Jones cuando inauguró, en 1969, el fatídico Club de los 27, flotando inerte en su piscina. Tampoco hubo un alto cuando sucumbió Ian Stewart en 1985, el pianista fundador apartado por su look de hombre adulto de cuello y corbata, que no encajaba con la estampa rebelde y narcotizada de la banda, aun cuando trabajó con ellos hasta el final de sus días. En 1975, Ron Wood cubrió sin problemas la salida del guitarrista Mick Taylor. Más tarde, la renuncia del bajista Bill Wyman, en 1993, provocó la ira de Keith Richards, pero dieron de inmediato con un sustituto, Daryl Jones, en el puesto hasta hoy. El multiinstrumentista Steve Jordan, que cubrió a Charlie Watts en las sesiones de Dirty work (1986) mientras se rehabilitaba, es su reemplazante.

No hay reglas tajantes cuando se trata de bandas legendarias que pierden integrantes claves. Un tótem como Led Zeppelin decidió que sin John Bonham no podían continuar. En cambio, The Who, a pesar de la merma de la mitad de sus miembros con las muertes por excesos de Keith Moon y John Entwistle, sigue con los decibeles a tope.

En Chile tenemos el emblemático caso de Los Jaivas, persistentes a pesar de la ausencia definitiva de Gabriel Parra y Gato Alquinta. Creativamente, la muerte del baterista, en 1988, fue un golpe brutal, en tanto el fallecimiento del cantante y guitarrista, en 2003, supuso que, sin su voz, la extraordinaria agrupación viñamarina llegaba a su fin.

No fue así porque hay instituciones y legados que son más grandes que sus integrantes. Kiss pretende continuar con nuevos miembros una vez que la accidentada gira de despedida, detenida por la pandemia y los contagios de Paul Stanley y Gene Simmons, culmine. Como sea, el show debe continuar.