Carolina Ramos: Femineidad

escultora

En estos días de encierro e introspección, la artista no ha parado de crear. Desde su taller en medio de la naturaleza y el paisaje otoñal da vida a nuevas esculturas de rasgos apolíneos, delicados, con un guiño definitivo a la estética retro del  steampunk, donde lo femenino y el realismo mágico atraviesa una y mil veces su obra. “Mis mujeres son invencibles”, dice, como una declaración de intenciones.

Por Macarena Ríos R. / Fotografías gentileza entrevistada

Casi como un mantra, Carolina parte esta entrevista con una frase decidora: “las personas que aman el arte no pueden vivir sin él”. Y eso fue justamente lo que le pasó a ella, porque aunque el arte siempre estuvo presente en su vida escolar, nunca fue una opción.

¿Por qué Arquitectura?
Era muy buena alumna, venía de una familia bien tradicional, por lo que el arte no era opción. Entonces estudié Arquitectura que era lo más cercano.

¿De qué manera incidió esa carrera en lo que haces hoy?
Creo que una carrera como Arquitectura te hace metódico y te entrena en la organización de los tiempos y trabajo. Es la manera de abordar la obra como proyecto. Obviamente tuve que tener una preparación posterior en el área artística bien global: dibujo, historia del arte, modelado, entre otras. Uno nunca termina de aprender.

Luego de transitar por el dibujo y la pintura, la escultura llegó a su vida de la mano de Silvia Beckdorf, “mi mentora en modelado en gres, una excelente artista y amiga”.

¿Qué ha sido lo más desafiante?
Dedicarme al arte en forma profesional.

STEAMPUNK

Al otro lado del teléfono cuenta que el 2020, a pesar de ser un año difícil, fue también un año de harto trabajo y creación. “Ese año no hice clases y reemplacé esas horas con trabajo de esculturas. Estoy muchísimas horas en el taller. No sé cuántas esculturas he hecho en pandemia, pero son hartas y cada una es un aprendizaje. No uso moldes, cada cara es diferente, aunque siga un estilo marcado, lo que me permite aprender todos los días, en anatomía, expresión y técnica”.

Tus esculturas son un guiño al género del steampunk, ¿o es solo casualidad?
En lo absoluto. Es un estilo que siempre me ha cautivado, con su estética fantástica, elementos retrofuturistas y un claro realismo mágico. Aquí aparece la mujer elegante, femenina y peligrosa. Una mujer llena de recursos.

¿Qué te inspira?
Tim Burton es una enorme inspiración, amo todas sus películas. También me inspira la fuerza, la resiliencia, la constancia y el espíritu positivo ante la dificultad. Mis mujeres siendo femeninas, son invencibles, fuertes, choras, aguerridas.

“Ser artista es una manera de vivir la vida, porque no hay separación. En cada cosa que se hace el arte está presente; en la crianza de los hijos, en la organización de tu entorno y en el tiempo libre. Tuve a mis hijos muy joven y siempre estuvieron conmigo en todos mis proyectos artísticos. Hoy los cuatro son muy creativos y muy cercanos al arte”.

¿Qué sientes cuando expones?
Exponer es siempre un reto. Tu obra se relaciona con tus sentimientos, tus ideales, tus experiencias, sin excepción, por lo que el artista se expone a sí mismo y eso nunca es fácil. Mi primera exposición fue el 2002 en la Galería de los Ocho en Concepción. La recuerdo con mucha emoción.

¿Qué simboliza tu taller para ti?
Es mi espacio preferido, donde tengo todo lo necesario para inventar, experimentar, crear e inspirarme. Está en el jardín de mi casa que tiene muchos árboles y naturaleza.

¿Cuál es la mejor hora para crear?
La mejor hora para crear es todo el día. Tengo un largo horario de trabajo, porque como decía Picasso, la inspiración debe encontrarte trabajando.

¿Cómo es el proceso creativo?
Me imagino lo que quiero y en el camino se va perfeccionando la idea. El tiempo que requiere una obra es relativo, porque no la doy por terminada hasta que me guste realmente y eso también es subjetivo. Hay veces en que nos hacemos amigas inmediatamente con la escultura y otras en que es más lento el camino.

Al momento de esta entrevista lleva dos semanas en cuarentena. “Espero que esta introspección y baja de revoluciones, a que hemos sido obligados, tenga también frutos positivos. Un artista en su taller no cambia mucho antes, durante o después de la pandemia. Somos bastante autoconfinados. Pero es el aprendizaje colectivo, como humanos, lo que debe cambiar”, reflexiona.

¿Cuál es el mensaje que quieres entregar con tus esculturas?
Principalmente fortaleza, resiliencia y paz. Mis nadadoras emergen de lo profundo, las aviadoras pueden llegar lejos y una princesa, que somos todas, no es como en Disney; debe vencer mil obstáculos, trabajar duro y nunca decaer. Porque como decía Simone de Beauvoir: una mujer no nace, se hace.