1991: El canto del cisne

Por Marcelo Contreras

El orden global que conocíamos se cayó a pedazos hace exactos treinta años. La debacle del bloque soviético gatilló el fin de la mayor secuela de la II Guerra Mundial, como fue La Guerra Fría. En Chile atravesamos meses de alta tensión política con las acciones del FPMR (el asesinato de Jaime Guzmán, el secuestro de Cristián Edwards), y los detalles del Informe Rettig sobre violaciones a los DDHH entre 1973 y 1990. Como un eco de ese panorama, la banda sonora de aquel año fue intensa y ecléctica.

La memoria proclama a 1991 como el año cero del grunge por Nevermind de Nirvana, Badmotorfinger de Soundgarden y Ten, el debut de Pearl Jam. El rock alternativo —rótulo discutible con grandes sellos detrás— inscribió discos memorables como Out of time de R.E.M., Blood sugar sex magik de Red Hot Chili Peppers y Gish de The Smashing Pumpkins. Sin embargo, el cambio de folio de los ochenta a los noventa aún no concluía. Los títulos de mayor venta pertenecen a nombres mayores de la década previa, como Metallica y su álbum homónimo, Use your illusion I y II de Guns N’ Roses, Adrenalize de Def Leppard y Achtung baby de U2. Por sobre ellos, el debut de Mariah Carey fue el álbum más vendido del año en EE.UU., augurando el fin de la supremacía del rock que se concretaría una década después.

1991 fue el año en que la escena local se reactivó definitivamente después de unas temporadas muertas tras el fin del rock latino. Los Tres publicó su debut en septiembre y La Ley editó Doble opuesto al mes siguiente. La competencia por el título de la mejor banda chilena, combate que se extendería a lo largo de los noventa, quedó asentada en apenas un par de meses. Fue un ciclo irrepetible al que se suman imprescindibles del pop hispanoamericano como Aidalai de Mecano y Romance de Luis Miguel.

A treinta años de toda esa música popular, hoy considerada clásica, desde el heavy metal de Metallica, la rabia de Nirvana, los boleros del Rey Sol y el rock nostálgico de Los Tres, parece una alineación de estilos y talentos cada vez más improbable. La conjunción de astros diversos de aquel momento en el gusto masivo hoy es imposible. Si el pop actual refleja al mundo, retrata un espacio monótono y uniforme.