MUG-UPLA: Una joya para Valparaíso

Único de su tipo en Chile y América Latina, el Museo Universitario del Grabado de la Universidad de Playa Ancha cuenta con una increíble colección que supera los nueve mil quinientos grabados de artistas nacionales e internacionales. Un maravilloso espacio cultural e inclusivo que posee salas de exposiciones, depósitos de obras, talleres de grabado, auditorio, tienda, cafetería, entre otros, y que ya ha recibido a más de ocho mil quinientos visitantes.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza MUG-UPLA

Tras doce años de trabajo y en una preciosa casona patrimonial de 1880 de Cerro Alegre, Valparaíso, en octubre del 2021 abrió sus puertas el Museo Universitario del Grabado de la Universidad de Playa Ancha (MUG-UPLA). Un espacio cultural que está a la altura de los mejores museos internacionales y que, a su vez, recupera parte del trabajo de más de nueve mil quinientos grabadores chilenos y extranjeros.

Originalmente conocido como Casona Lautaro Rosas (por su ubicación en Lautaro Rosas 485), este inmueble fue adquirido, primero, por Julio Martín Grisard. Luego, en 1889, fue comprado por la familia Walbaum, quienes la habitaron hasta el año 1948. Hasta que, con el paso de los años, pasó a ser parte de las casas conservadas por la UPLA.

“La primera escuela de grabado del país nació en Viña del Mar, en el año 1939, bajo la dirección del ‘maestro de maestros’, Carlos Hermosilla Álvarez. Fue así que este proyecto se gesta a partir de la donación de sus obras, que recibe la universidad antes de su muerte, pues él decide que sean aprovechadas por las nuevas generaciones. Así muchos otros artistas se motivaron a hacer lo mismo y a través del Archivo de Artes Visuales (AVI) se empezaron a guardar. Pero en el 2007 —con más de siete mil grabados y sólo seiscientas piezas enmarcadas para exhibición—, nació la necesidad de tener un espacio propio”, señala Teresa Devia, directora MUG-UPLA.

“En el 2008, luego del terrible incendio de Calle Serrano, la Municipalidad de Valparaíso dictaminó que todas las casas antiguas de uso público debían cambiar su estructura de agua, gas y electricidad o serían desalojadas. En ese tiempo, nuestra Facultad de Arte funcionaba en dos casonas de Cerro Alegre, una de las cuales se acondicionó para hacer clases, pero los talleres se trasladaron a Playa Ancha. Entonces, le propuse al rector que la propiedad que no se iba a usar la dejáramos como una posibilidad para nuestro Museo del Grabado”, agrega.

PATRIMONIAL

La remodelación de esta casona fue un tremendo trabajo, no sólo por la restauración, sino por la zona donde se ubica. A la fecha existen tres ascensores declarados Monumento Histórico de Valor Patrimonial: El Peral, Reina Victoria y Concepción, además de otros dos edificios en la misma categoría: la Iglesia Anglicana de San Pablo (1858) y el Palacio Baburizza (1916), actual Museo de Bellas Artes de Valparaíso.

“La intervención tuvo que ser bajo la norma de monumentos nacionales. El 2011, gracias al Gobierno Regional de Valparaíso, recibimos noventa y dos millones de pesos para el diseño; y el 2016, 1.730 millones de pesos para la rehabilitación de este inmueble. Además, la UPLA aportó doscientos millones, ya que este es un proyecto bajo estándares internacionales en cuanto a conservación de las obras y exhibición. Sumado al compromiso de rescatar una casa patrimonial histórica de tres plantas y 1.079 metros cuadrados. En Valparaíso no es sencillo trabajar en este tipo de viviendas, ya que en su mayoría se demuelen o se transforman en hoteles boutique”.

En cuanto a la materialidad predominante, la albañilería es de adobillo y madera, (mayoritariamente pino Oregón y roble en los elementos estructurales). “Se recuperaron todas las maderas originales de la casa, las puertas, las ventanas y el parqué, que es una maravilla. Pero uno de los trabajos más destacables fue que se recuperó la técnica constructiva de adobillo y volvimos a generar este oficio en barro que ya estaba medio perdido”.

La obra estuvo a cargo del arquitecto Hernán Bugueño, quien supo interpretar muy bien los requerimientos de la universidad, y la restauración de la mano de KALAM S.A., los mismos que renovaron el Museo Palacio Rioja y el Museo Palacio Vergara en Viña del Mar.

CONOCIMIENTO E INCLUSIÓN

“Este no es sólo un espacio de recuperación histórico patrimonial, pues responde muy bien a las necesidades de un museo de grabado, que es muy distinto a un lugar donde se exhiben óleos. Al recorrer la casona, hay un ‘intimismo’ a través de sus paredes. Creemos que es un lujo para Valparaíso, una verdadera joya, tanto para los grabadores que encontraron un espacio idóneo para exhibir sus trabajos, como para todos quienes quieran conocer su historia y legado. El museo es un espacio de crítica artística, social y política, porque el grabado es eso, un correlato que va narrando una parte de la historia desde la imagen. Hoy estamos aportando a la infraestructura cultural de Valparaíso, del país y de América Latina”.

Además de sus salas de exposiciones, el MUG-UPLA tiene espacios de conservación y depósitos de obras, talleres de grabado, una Plaza de las Artes, auditorio para setenta personas, tienda de merchandising, cafetería, oficinas administrativas y archivo. “Contamos con un centro documental con más de cuatro mil quinientos documentos sobre el grabado (para investigadores e interesados). Este también es un espacio para generar conocimiento, sobre este arte que por mucho tiempo fue mirado como el hermano menor de las artes visuales y que ahora está adquiriendo una importancia a nivel mundial”.

Pero eso no es todo, pues una de sus apuestas más grandes es la inclusión. “Tenemos alumnos con autismo y Síndrome de Down becados en nuestros talleres y una galería especial para no videntes. Pensamos la inclusividad no sólo como una palabra de moda, sino que la estamos llevando a un plano concreto, con grabados en matrices de aluminio que se pueden leer al tacto. Actualmente tenemos veinticinco obras traducidas en estas placas”.

“Nuestro compromiso para el año 2023 es generar un espacio adecuado, pertinente y respetuoso para la neurodivergencia. Queremos llegar a un público que junto a sus familias, generalmente, no tiene acceso a los museos. Por eso estamos trabajando con una red de apoyo importantísima de fundaciones y centros especializados de Valparaíso. Esto contempla un programa permanente de educación artística y tecnología. Contaremos con iPads y una aplicación que permitirá que niños, jóvenes y adultos, con algún grado de discapacidad, puedan ser autónomos dentro del museo y recorrerlo de la manera que les acomode. La cultura no puede ser un elemento diferenciador, pues el arte es un derecho humano”.

Asimismo, un foco importante son las experiencias infantiles. “Queremos ir ayudándoles a construir miradas sobre una imagen análoga y no digital. Tenemos talleres para niños con técnicas especialmente pensadas para ellos (desde los siete años). Y por otro lado, un taller profesional donde instalamos la primera Escuela de Calcografía de Valparaíso, una de las técnicas más antiguas, pero también más complejas, dentro del grabado. Aquí llegan muchos estudiantes egresados de las escuelas de arte para perfeccionar sus técnicas y proceso de obras”.

GRABADORES

“Contamos con las obras de importantes artistas, como Carlos Hermosilla, quien, por supuesto, tiene una sala nombrada en su honor, y Santos Chávez, ícono del grabado chileno, que representa un imaginario distinto a través de su propio origen mapuche. Al igual que tremendas maestras del grabado como Pilar Domínguez, quien desarrolló la escuela de grabado en la Facultad de Arte de la UPLA y luego emigró a Italia”.

También poseen obras de Nemesio Antúnez, fundador del Taller 99, y todos sus discípulos están representados en el museo. “Tenemos muchos artistas reconocidos y premios nacionales, pues nos parece muy importante mostrar quiénes comenzaron a transformar el grabado desde el oficio de imprentero hacia la escena artística, como Isabel Cahuas, Rafael Munita, Delia del Carril, Roser Bru, Patricia Israel, Jorge Martínez o Julio Escámez, quien desarrolló el grabado en Concepción, entre tantos otros”.

Para este 2023, la agenda contempla distintos ciclos de exposiciones temporales. Hasta mayo se presentará una selección de artistas españolas y chilenas que crearon obras a partir de la vida de Roser Bru, madre del grabado en Chile. Luego, en junio, se hará un homenaje a María Graham “la viajera ilustrada”, junto al Palacio Baburizza y Casaplan. En julio y agosto estarán las obras de Carlos González, y, en septiembre y agosto, la exposición Ejercicio de memoria: en el marco de los 50 años del Golpe Cívico Militar, para finalizar en noviembre y diciembre con Mario Sorio.

“El abrir el museo en plena pandemia fue una apuesta y gran desafío, pero de a poco se ha activado positivamente. Al público le ha llamado profundamente la atención la recuperación patrimonial del MUG-UPLA. Asimismo, hemos tenido excelentes comentarios sobre la curatoría y la puesta en valor de las escuelas de grabado de distintas regiones. Eso se suma a los servicios del museo y las visitas guiadas que permiten que todos puedan visitarnos, sin dejar de lado a las personas con menos recursos y colegios vulnerables de la zona. Estamos preocupados de todos los públicos y que sienta que el museo es de ellos. Para gozar el arte sólo se necesita la sensibilidad inherente al ser humano”.

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