Boris Bórquez: Mundo onírico

juguetería artística

Inspirado en la juguetería de 1800, Boris Bórquez lleva más de diez años creando hermosos muñecos que modela y pinta a mano con una especial técnica. Su sello es, sin duda, el mundo onírico y que define también como un “circo espacial”. Piezas únicas y de colección que están llenas de imaginación.  

Por María Inés Manzo C. / Fotografía gentileza de Boris Bórquez

Hace una década, la juguetería artística no estaba desarrollada en Chile; es más, poco se sabía de cómo elaborar este tipo de piezas. Pionero en nuestro país, el ilustrador Boris Bórquez (35) hoy se siente orgulloso de todos estos años de trabajo, pues ha sido fuente de inspiración para que otros artistas se atrevan.

“Llegar a ser juguetero artístico fue una idea que fue evolucionando; si bien en mi entorno cercano no tenía referentes ligados a este rubro, siempre tuve una inquietud por el arte y el juego. Me encantaban las manualidades y con veintidós años conocí a un grupo de artistas que me ayudaron a entender este mundo como una forma de comunicación y expresión. Fue por eso que viajé a Venecia para aprender a hacer máscaras y descubrí una técnica maravillosa. Pero paralelamente me di cuenta cómo en Chile este era un mercado invisible. Nuestra artesanía local estaba mucho más orientada a la tradición que a la exploración lúdica”.

Profesor tallerista en colegios y universidades, uno de los sellos de Boris es el material con que confecciona sus figuras, ya que no son de madera tradicional. “En Venecia aprendí a trabajar el papel maché con un pegamento especial y resistente. Cuando quise trabajar con marionetas, nadie me supo explicar cómo se hacía la masa de madera con la que se armaban, por lo que cuando regresé a Chile comencé a experimentar. Mis primeros muñecos fueron de papel maché, después le agregué una mezcla de papel molido y también probé con el papel en polvo. Pero cuando me fui a vivir unos años a Valparaíso —donde tuve un taller en Cerro Alegre— no encontré ese material y se me ocurrió utilizar aserrín. Finalmente, esa es la mezcla de la masa de madera, a la cual hoy le coloco harina, aserrín y pegamento de papel mural. Al agregarle agua queda una masa muy dura y resistente”.

Su técnica consiste en primero hacer un tallado en plumavit, el que luego forra con una capa muy delgada de masa de madera. Luego, cuando está seco, lo modela y le va agregando más masa para los detalles. El resultado son piezas livianas, estilizadas y con una fuerte inspiración onírica. Dentro de sus colecciones podemos encontrar a El Principito, marineros, sirenas, bailarinas, animales humanizados, íconos de la cultura pop y películas, pero sobre todo el mundo circense.

“Defino mi estilo como un circo espacial ‘supersónico’ (ríe). Esos conceptos se me vienen a la cabeza cuando pienso en mi recorrido. Pero me inspiro de muchos lados, porque soy muy estudioso con el tema del arte. Leo mucho y mi pasión es enseñar. Muchos de mis trajes están inspirados en las películas de Fellini y Pasolini, en el Ballet triádico de la Bauhaus, incluso en el Manga”.

Dentro de su colección personal de juguetes, algo que siempre le gustó fue el sistema de articulación externa, como los muñecos de 1800, y eso fue algo que quiso destacar en sus trabajos. “Para mí ese es uno de los grandes atractivos de la juguetería antigua, es muy auténtico y te habla de una época. Saber cómo están hechos y cómo pueden moverse no les quita belleza, sino que es un valor agregado. Por eso quise mezclarlo con la técnica de la masa de madera”.

DALIA KARÜ

Producto de la pandemia tuvo que reinventarse, como tantos otros artistas, y comenzó a hacer talleres online de los cuales ya lleva Arte Gordo y Arte Gigante (para un muñeco de ochenta centímetros). “Vendo mis muñecos en blanco en distintos set para modelarlos, tallarlos y pintarlos en casa. Así me asocié con Silvia Tapia, de Craft Box Chile, quien se dedica, hace más de un año, a las cajas de regalo con manualidades y tutoriales. El recibimiento fue increíble y tenemos muchos proyectos en mente. Es una súper linda manera de acercar a las personas al arte y demostrarles que también pueden crear piezas maravillosas, aunque no es una técnica fácil. Siempre me sorprendo con mis alumnos —he hecho más de tres mil clases desde que comencé— y esto no ha sido la excepción”.

Hoy Boris es reconocido a través de su Instagram (@boris.borquez), pero cuando comenzó a trabajar lo hacía bajo la marca Dalia Karü (@daliakaru), en la que presentaba sus ilustraciones y donde durante la pandemia también sacó un libro (croquera con cincuenta ilustraciones para pintar). “Siempre dibujo los bocetos de mis muñecos y surgió esta idea de poder compartirlo con la gente; me fue tan bien que ahora estoy desarrollando un segundo libro que saldrá en diciembre y una aplicación para pintar cien ilustraciones con el celular. La gracia es que tendrá un precio muy asequible y se podrá comprar a través de Craft Box”.

“Este es un trabajo que me apasiona y que quiero seguir difundiendo, por eso me emociona ver cuando otras personas han hecho otros emprendimientos parecidos al mío o simplemente disfrutan creando o coleccionando. Esa era mi meta desde el comienzo, que la juguetería artística se difundiera en Chile y que tuviera un mercado”.