Katherine Rahal: Ecléctica

interiorista

La mano de Oriente no solo está en sus gestos, en sus rulos desenfadados, en sus ojos moros, sino que permea todos y cada uno de los espacios que toca. Como el muro pintado naranja Hermès, los cuadros enmarcados en folia dorada o las texturas de la seda rústica, el lino y el algodón que habitan su casa, el verdadero refugio para esta original decoradora.

Por Macarena Ríos R./ Fotografía gentileza Katherine Rahal

El teléfono de Katherine tiene más de sesenta mil fotos. Sesenta y nueve mil doscientas veintiuna para ser más exactos. “Mi teléfono es un problema cuando viajo”, cuenta, “porque tengo demasiadas fotos”. Y lo acerca a la pantalla de Zoom lo suficiente como para que pueda leer la cifra. “Le saco fotos a todo lo que me llama la atención, y son muchas las cosas que me inspiran”.

 Katherine Rahal, —diseñadora, con formación en conservación y restauración de objetos de arte, discípula de Carmen Silva y Eduardo Vilches, directora de AdD y dueña de su propia marca—, no solo decora los espacios, sino que los viste. Los arropa de tonalidades vibrantes, de texturas, de personalidad. “Soy perfeccionista, meticulosa, sensible e intensa. Busco que  mis trabajos trasciendan más allá de lo superficialmente lindo, que sean funcionales y hechos a la medida de cada cliente, que tengan un » sello y alma propia»

Su origen palestino se cuela en su trabajo como interiorista a través de detalles sutiles, como los dorados y plateados, algunas figuras geométricas —propias del arte islámico—, patrones, texturas y el uso del color. “No le tengo miedo al color. Encuentro que la vida está hecha en colores. Independiente de que me gusten los espacios monocromáticos, sin color no es lo mismo”.

¿Qué papel juega el arte en la decoración?
Es vital. Parte esencial en un proyecto de interiorismo es incorporar el arte, sea de un artista emergente o de uno consagrado. A los espacios sin arte les falta vida. Eso es definitivo, como lo es también el hecho de que el arte es muy subjetivo, de guata. Hace tiempo compré unas alitas de madera en el persa que luego enmarqué y que se convirtieron en una obra de arte preciosa.

Son las siete de la tarde de un viernes y aunque ha trabajado todo el día asesorando clientes, la sonrisa persiste en su cara angulosa. “Estoy con muchos proyectos y asesorías a nivel residencial. Como que en cuarentena todo el mundo se puso a mirar su casa, con la idea de renovar alguno de sus espacios. Nunca nos había tocado estar tres meses en casa sin movernos, entonces uno empieza a mirar en forma más crítica la cortina, el mueble, el tapiz, el piso. Y el querer hacer cambios fue inevitable. El mismo hecho de necesitar un espacio para trabajar, por ejemplo, porque todo el mundo comenzó a trabajar online, dio paso a algún cambio estético. Pasó de todo, en realidad”.

¿Y a ti qué te pasó?
Nos convertimos en sicólogos decorativos. Siempre he pensado que el diseño, el interiorismo y la decoración tienen algo de sicología. Los espacios armónicos producen bienestar. Y lo evidencié cuando trabajé en proyectos sociales para casas COPEVA y del SENAME. Junto con un equipo multidisciplinario trabajamos con los espacios para elevar la experiencia del habitar y el resultado fue maravilloso.

FACTOR WOW

“El buen diseño permanece en la memoria de la gente”, asegura esta interiorista, cuyos trabajos de diseño y decoración plasman hoteles de norte a sur, restoranes y casas residenciales. “Un buen diseño te hará recordar y disfrutar ese espacio en el que estás. Siempre quedará en tu memoria esa foto mental, un olor te traerá a la memoria ese recuerdo. No es sólo un mueble, un color, una textura, es la mezcla de ellos que se queda para siempre. El factor ¡wow! como le llamo”.

¿Qué viene en materia decorativa?
Curvas y contracurvas, muebles redondos, sofás con puntas redondeadas. Tapizados en lana, muy sesenteros, fieltros para el invierno, costuras a la vista, eso viene muy fuerte. La decoración hoy día no es una decoración estática, que no se toca; es una decoración que se vive, que se usa.

¿Los imprescindibles a la hora de decorar un espacio?
Una buena iluminación, la mejor calidad en alfombras y mobiliarios y, sobre todo, la confianza con el cliente.

Enamorada de la Patagonia chilena, de la cordillera y de la arquitectura de barrios antiguos como Lastarria, Bellas Artes y Providencia, dice que le fascinan los bares a la hora de decorar, que las plantas artificiales son buenas para áreas comunes de poca luz, pero no en las casas, y que las flores son vitales. “Cuando estaba en cuarentena bajaba a buscar ramitas de árboles y las ponía en floreros, así de importante es el verde para mí. Necesito ese contacto”.

El diseño biofílico está presente en tus proyectos
El diseño biofílico se refiere a incorporar la naturaleza en tu diario vivir, en tus espacios. Hasta hace un par de años nadie pensaba en incorporar nuevamente las plantas dentro de una casa, por ejemplo. Y resulta que hoy el ser humano ha vuelto a necesitar de ese contacto con la naturaleza, ya sea a través de papeles murales con ondas botánicas, hojas, colores, telas en tonos verdes —desde el verde savia hasta los verdes botella—, alfombras y muebles con formas orgánicas. Ahí tienes toda la naturaleza en su esplendor.

“Me encanta decorar hoteles y restoranes, incluso más que las casas. También me gusta mucho el trabajo inmobiliario. Los edificios han ido cambiando mucho. Hoy día la instrucción de una inmobiliaria es: quiero que mi edificio parezca un hotel, que las áreas comunes se parezcan a las de un hotel. Los departamentos están reduciendo el espacio, y los espacios comunes están siendo mucho más grandes, esa es una tendencia que viene hace un par de años con fuerza”.

¿Cómo debiera ser la decoración en estos espacios más reducidos?
Las cocinas que se hacen hoy en día, por ejemplo, son muy multifacéticas, son cocinas abiertas muchas veces, luminosas y muy funcionales en términos de equipamiento, de cajones, de espacios de almacenaje.

¿Te encasillas en algún estilo?
Mi sello es la originalidad, ningún proyecto es igual al otro, soy como un camaleón, me adapto, cambio, refresco, todo va de acuerdo al cliente y al lugar en el que desarrollo mis proyectos. Podrán encontrar ciertos patrones comunes, uso de algún color o de algo étnico o exótico, pero no puedo definirme ni encasillarme.