Bárbara Hernández: Bajo cero

nadadora

La imagen de Bárbara hundiendo su cuerpo en un tacho de basura lleno de trozos de hielo bastó para que reventaran las redes sociales. El video, que muestra cómo se prepara la campeona mundial de nado en aguas gélidas, para su próximo desafío en la isla de Manhattan, no solo se hizo viral sino que ayudó a que la medallista volviera a entrenar en el Centro Acuático del Estadio Nacional. Su entrenamiento tiene un objetivo mayor: ser la primera mujer latinoamericana en superar el reto de los siete océanos.

Por Macarena Ríos R./ Fotografía Carola Rodríguez

“Nunca pensé que la gente iba a enganchar tanto. Nunca pensé que se iba a abanderar tanto, ni que me quisiera tanto. Me llamaron de hoteles de todo Chile, de muchas casas, ofreciéndome sus piscinas de todos los tamaños y con temperaturas para todos los gustos. Fue súper bonito”, dice esta sicóloga de profesión desde su casa, en la comuna de Recoleta, en alusión al video que subió a su Instagram.

La cuarentena la tuvo cuatro meses fuera del agua. El no poder nadar la obligó a entrenar de otra manera, “en seco”, con bicicleta estática, yoga y harta preparación física. “Tuve que entrenar mi cabeza, lo tomé como una pausa”.

¿Cómo fue volver a nadar?
Ha sido difícil. Fueron muchos meses fuera del agua, así que hay que volver a adaptar el cuerpo, aparecen dolores nuevos, tengo heridas por el roce del traje baño. Pero la piscina es clave, porque incorporas la técnica que te va a acompañar durante diez horas de carrera, la respiración, los movimientos, la hidratación, la alimentación. Todo cuenta.

Tremendamente exigente consigo misma, Bárbara solo tiene una cosa en mente: recuperar el volumen y que su cuerpo se adapte a volver a nadar cincuenta kilómetros a la semana. Como antes, donde incluso llegó a nadar cien.

Por estos días, nada hasta siete kilómetros diarios de lunes a viernes. El ideal es llegar a los diez kilómetros por día en un tiempo bastante acotado, ya que por protocolo solo puede ocupar la piscina del Estadio Nacional dos horas en la mañana. “Lo único que quería era que me dieran permiso para volver a entrenar. Si lo piensas no era tan descabellado, teniendo en cuenta que el año pasado me dieron el Premio Nacional del Deporte categoría no olímpica, y que me voy a competir por Chile en un mes más”.

“Cada nado es único y no se puede comprar con otro. Nadar un kilómetro en la Antártica a menos un grado, o una milla a cero grado en Rusia, o nadar doce horas en el Canal de la Mancha no se pueden comparar porque todos tienen un nivel de dificultad y de dolor muy distinto, te desafían de una forma mental muy diferente”.

AVENTURERA

Reconocida dentro de las cincuenta nadadoras más aventureras del mundo de aguas abiertas por la World Open Water Swimming Association (WOWSA), tenía dieciocho años cuando comenzó a nadar en aguas abiertas, compitiendo como seleccionada nacional a nivel sudamericano. Admiradora del mítico Tiburón Contreras (el primer nadador chileno en cruzar el Canal de la Mancha en 1982), el 2010 cruzó el Estrecho de Magallanes y el Canal de Chacao.

Cuatro años más tarde, Bárbara volvería a hacer historia, al cambiar las aguas abiertas por las gélidas. Ese año, la invitaron a la Patagonia Argentina para nadar en el glaciar Perito Moreno. Nunca había nadado en esas condiciones. Sin traje de neopreno y en aguas con temperaturas entre cero a cinco grados. Pero a pesar de todo, sorteó los mil metros y llegó primera. Toda una revelación que la hizo integrarse al circuito de este deporte extremo. “Nunca había nadado a cero grado, pero sí había nadado una hora y media a cinco gradosen el Estrecho de Magallanes, así que la experiencia y la técnica estaban”, comenta.

El paso siguiente fue el mundial en Rusia. Su primer mundial. “Me fui a jugar la vida a Siberia. Fue un tremendo acto de fe. Agua a cero grado con una temperatura ambiente de -23°. Y obtuvo el primer lugar.

De ahí en adelante, Bárbara Hernández no paró más.

¿De qué manera te ha ayudado la sicología en este deporte extremo?
Siempre he sido nadadora antes que sicóloga. La sicología no solo te enseña disciplina, perseverancia y tolerancia a la frustración, cómo controlar la angustia, la presión; te muestra cuán importantes son las cosas que te están pasando y qué lugar le otorgas a esas experiencias. Y eso marca la diferencia al momento de ir a competir. Definir por qué haces lo que haces, y a qué estás dispuesta en pos de tu propósito, a darle un significado, más allá de premios y medallas. Mi enfoque constructivista te enseña que está en nosotros el poder redefinirnos, reinventarnos.

¿Y por qué haces lo que haces?
Porque me hace profundamente feliz.

LA APUESTA

Única representante nacional de esta disciplina, a principios de año Bárbara hizo noticia por ser la primera mujer en cruzar a nado el Canal Beagle, odisea que suma al Canal de la Mancha, al Estrecho de Gibraltar y al Estrecho de Catalina. Y aunque este año lo había destinado a solo nadar, el destino quiso otra cosa. “Este 2020 tenía tres maratones: Hawái, Manhattan y Canal del Norte, que pertenece a la ruta de los océanos. Cada uno de esos nados te exige, por lo menos, cuatro horas diarias de natación en piscina, cien kilómetros a la semana de natación, más las pesas, acondicionamiento físico, yoga, fisioterapeuta, nutricionista, sicóloga, porque en cada maratón llevas tu cuerpo al límite”.

¿Cuál ha sido el cruce más desafiante?
El Canal de la Mancha significó una gran presión, no solo por ser considerado el Everest de los nadadores o porque fuera la primera chilena en lograrlo, sino porque es uno de los nados más difíciles alrededor del mundo. Sólo el veinte por ciento de quienes lo intentan por primera vez lo consiguen. Tal es el grado de dificultad. La corriente, la temperatura del agua, el nadar de noche, lo extenso del viaje. Es una carrera muy compleja. Yo me demoré doce horas, pero me podría haber demorado veinte.

¿Qué sientes cuando nadas?
Es algo muy difícil de explicar a los demás, es una sensación con la que vibras y que no podría cambiar por nada del mundo. Es algo que me dice esto es lo tuyo, a esto viniste. Es lo que siento cada vez que entro al agua, cada vez que me voy a la Patagonia, cada vez que veo un glaciar. Un hambre de desafíos y de logros. Casi siempre me preguntan, cuánto tiempo entrenaste para esto y la verdad es que he entrenado toda mi vida.

“En todos los cruces siento que me juego la vida. Nadar en Chile tiene un grado de dificultad gigante, porque todos son nados nuevos que nunca antes ha hecho otra nadadora. Por ejemplo, cuando crucé el canal Beagle, fueron diez kilómetros a siete grados. Nunca nadie había nadado dos horas a siete grados. O llegar a Siberia y nadar un kilómetro a cero grado, con una temperatura ambiente de -23°. Eso es algo que rompe todos los esquemas”.

Hay otro ítem del que Bárbara debe preocuparse: la autogestión. Su deporte no cae en la categoría de olímpico y, por lo tanto, no cuenta con ayuda estatal. Debe buscar auspicios. “Contar con el apoyo y el cariño de Andrónico Luksic ha sido muy importante. Si no fuera por él, la historia sería muy distinta. Sentir que realmente le importa lo que estoy haciendo y saber que estoy haciendo historia, marca la diferencia. Que tenga enmarcadas en su oficina dos de mis medallas de los mundiales, es algo único”.

¿Y el desafío de la Antártica?
Antártica será el próximo año. Hacer un nado así implica mucha responsabilidad de la Armada, de quienes siempre he tenido un gran apoyo y gracias a ellos he podido hacer esta carrera y trayectoria. Han sido parte fundamental de todas mis locuras acá en Chile y en el entrenamiento para poder nadar afuera. Entrenamientos a los que le pongo mucho corazón, pasión y garra. Como ahora, en que estoy dándolo todo para poder representar a Chile en la maratón acuática de Manhattan, a fines de septiembre. Eso me motiva. Ese es mi próximo desafío.

 

DESAFÍO OCEAN SEVEN 

Prueba internacional que reúne siete maratones en aguas abiertas en lugares legendarios: el estrecho de Gibraltar, que separa Europa y África; el canal de la Mancha, que separa Inglaterra y Francia; el estrecho de Tsugaru, que conecta el mar de Japón con el océano Pacífico; el canal del Norte, entre Irlanda del Norte y Escocia; el estrecho de Cook en Nueva Zelanda; el canal de Molokai en Hawái y el canal de Catalina en California.

NATACIÓN EN AGUAS GÉLIDAS 

Regida por la International Winter Swimming Association (IWSA), la principal diferencia con la natación en aguas abiertas radica en la temperatura del agua. Actualmente, esta disciplina busca ser olímpica en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022. Bárbara es la única representante nacional.