Macarena Ferrer: Casas con alma

ceramista

En estos días, las casas de cerámica de esta diseñadora cobran más sentido que nunca. Como si estuvieran destinadas a graficar el ya clásico #quedateencasa. Cada obra lleva impresa frases o palabras que resuenan y dejan pensando. “Sabiduría”, “pazienza”, “abundancia”, son algunos de los significativos mensajes grabados en sus paredes. “Busco que mis obras llenen de alma las casas donde están y a la gente que las tiene”, dice Macarena desde la propia, en Hijuelas.

Por Macarena Ríos R. /Fotografías gentileza Macarena Ferrer

Años atrás, dieciocho para ser exactos, Macarena se preguntó qué podía hacer que le llenara el alma. La respuesta llegó sola, como todo en la vida. El camino de la cerámica comenzó a correr en forma paralela a su trabajo de diseño. Durante todos esos años aprendió la técnica, aprendió de estética y esmaltado. Y aprendió otras cosas más, como la paciencia y saber esperar. “No hay que apurar los tiempos de secado y yo sufro con eso, me cuesta esperar el resultado, la sorpresa de lo que sale del horno”.

Un día conoció a Mariana Sarli, una ceramista uruguaya. El carisma, la energía y la generosidad infinita desplegada por ella, la hicieron quedarse y permanecer en su taller.

“Encontré un lugar donde me sentí cómoda y acompañada en mi trabajo. Ella me enseñó a experimentar, a improvisar y a atreverme. Yo soy muy estructurada y este oficio me lleva a lo otro, me libera, es como una terapia, una vía de escape. Hemos formado una amistad y el cariño es recíproco. La experiencia de los talleres ha sido única. Encontrarse con un grupo de personas con el que compartes las penas, las alegrías, es un camino muy enriquecedor”.

“BUSCO DEJAR HUELLA”

La primera casa que hizo se llamó Mis cincuenta metros cuadrados. “Vivía en un departamento que tenía ese metraje y para mi significó el comienzo de todo”.

¿Por qué las casas?
La casa, como elemento, siempre me llamó la atención. Encuentro que es una figura muy significativa, muy bonita y que dice mucho. Como llevo en mi ADN el tema del diseño comencé a diseñar y a diagramar en el computador los textos y las letras. El formato estilizado de las casas me dio el espacio suficiente para estampar gráfica en ellas y comencé a  experimentar con distintas pastas y esmaltes, en relieve y bajo relieve.

¿Qué buscas con ellas?
Busco que tengan un significado, que trasciendan de alguna manera. Busco dejar huella, dejar algo que les sirva a otros y que les haga sentido, como el que me hizo a mí una frase que me dijeron hace un tiempo: “el diseño te da el sustento y la cerámica te da el contento”. La encontré muy significativa.

¿Cuál es el sentido de las palabras?
Soy una persona muy espiritual y lo que dicen estas casas es un lenguaje universal. Tengo casas con textos en italiano y portugués. Con diferentes tipografías. Y a cada persona le llegan de manera diferente.

Cada casa tiene su sello y es especial. “Por ejemplo, la casa de la Familia es una casa muy escultórica, hecha en pasta negra y sumamente humana, cuyo mensaje trasciende porque todos se sienten identificados. Lleva impresos extractos de una carta del papa Francisco. “No existe familia perfecta”, “el perdón trae alegría”, son frases muy potentes que reflejan lo que finalmente es la vida”.

Hace un par de años comenzó a diseñar los llamados “detentes”, que son láminas que se ponen a la entrada de la casa. Hice un diseño para la tienda @lasantería que se llaman “Dios nos guarde” escrito en latín y otro en portugués que dice “Dios está en esta casa”. Me gusta cómo se ven escritos y también porque todos pueden entender el mensaje, es universal”.

Para Macarena, la idea es que Casas con Alma (www.casasconalma.cl) vaya creciendo, tanto en sus diseños de casa como en estos Detente “y en fuentes y platos con la palabra “gratitud”, que en definitiva son elementos que le dan un sentido especial y un mensaje”. ¿Su meta? Tener su propio taller y horno.

¿Cómo has pasado este tiempo?
Me siento absolutamente privilegiada con esta cuarentena. Para mí este tiempo ha sido un regalo inmenso. Le he sacado el jugo, lo he aprovechado mucho, sobre todo en cuanto a la calidad de vida. Me ha servido para echar raíces en este lugar y poder armar mi casa y eso lo agradezco infinitamente.