Chapanay: De primer nivel

Un centro de eventos único en la región, tanto por su belleza como por su tecnología, es la propuesta con que la familia Molina Del Solar ha conquistado el mercado de los novios y las empresas. ¿Su secreto? Un exclusivo invernadero usado como un gran salón que, sin duda, es el alma de la fiesta.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía    Teresa Lamas G. y gentileza de Chapanay

Al llegar a Chapanay —por un precioso camino entre palmeras y jardines— llama la atención un impactante invernadero, donde su sello arquitectónico muestra de inmediato que detrás de sus puertas de vidrio hay mucho más que vegetación.

Ubicado en lo alto de una loma en la zona de Mantagua, este especial centro de eventos nació como un proyecto de la familia Molina del Solar y abrió reservas en septiembre del 2016. “Mi padre, Lucas Molina Achondo, es arquitecto y siempre se ha dedicado al tema inmobiliario. Yo soy ingeniero comercial, juntos abrimos una consultora y, después de un par de años, decidimos hacer una inversión en Mantagua. Primero pensamos construir un proyecto para renta, pero con mi papá (quien siempre ha estado ligado a los eventos como presidente del Club de Viña),  preferimos involucrarnos para mantener un estándar. Entonces, el plan no era un centro de eventos cualquiera, sino con una impronta única, con instalaciones, diseño y tecnología de primer nivel”, cuenta Lucas Molina Del Solar, socio ejecutivo.

EN FAMILIA

“Originalmente, el terreno estaba lleno de zarzamoras y mi mamá, Moyra del Solar, fue quien realizó todo el paisajismo. Este es un precioso terreno de dos hectáreas con distintos árboles, agapantos y palmeras centenarias. Por donde mires hay naturaleza desde el anfiteatro, que en primavera se llena de flores, hasta el salón invernadero. En la parte arquitectónica, mi papá lideró todo el diseño y la construcción, inspirado en una obra que vio en Suiza. Su sello, sin duda, está en todo el lugar. En general, todos los espacios fueron diseñados con cuidado; con mucho ojo en la seguridad y posibles imprevistos, pues para nosotros los detalles son fundamentales y no dejamos nada al azar. Y como buen proyecto familiar, todos hemos aportado desde nuestras áreas”.

¿Por qué el nombre Chapanay?
La verdad es que este nombre no tiene nada que ver con el rubro. Es un pueblo que queda cerca de Mendoza, Argentina. Mi abuelo paterno era mendocino, nació en ese lugar y esta fue una forma de mi padre de homenajearlo. Con mi hermano habíamos buscado otras alternativas, pero la verdad es que hoy todos los centros de eventos se llaman “casa, estancia o viña tanto”. En cambio, esta es una sola palabra y mucho más potente. Fue muy buena decisión porque la gente creó el concepto de “casarse en Chapanay”.

¿Les afectaron las ventas desde el 18 de octubre?
Esta es nuestra cuarta temporada llena de matrimonios; lo que pasó en octubre por suerte no nos tiró para atrás porque teníamos la temporada 2020 vendida y ya abrimos las reservas 2021. Con el Coronavirus habrá que ir viendo en el camino para tomar las medidas de seguridad y sanitarias pertinentes. Siempre se pueden reprogramar fechas en caso de que sea necesario.

DETALLES E INNOVACIÓN

La apuesta de Chapanay es entregar la mejor infraestructura, con un entorno inigualable para realizar matrimonios, eventos corporativos, convenciones, aniversarios, entre otros. Todo en este espectacular salón invernadero con capacidad de hasta quinientas personas. “Sobre todo en Viña del Mar, faltaban lugares que ofrecieran una infraestructura para eventos de gran nivel. La oferta que existía hasta ese entonces no se había renovado en años y muchos buscaban ‘aires nuevos’. Ya el hecho de que nuestro salón sea un invernadero con techo y paredes de vidrio es toda una experiencia y eso ha llamado la atención no sólo a la gente de la zona, sino de muchos santiaguinos”.

Ustedes no tienen banquetera propia…
No, pero sí seleccionamos banqueteros y buscamos trabajar con los mejores. Por eso somos muy exigentes para que nuestras normas se cumplan. Un matrimonio es un evento muy sentimental, por ello les pedimos a los novios que en su decisión mantengan nuestra línea para que todo salga perfecto.

¿Cuál es su fuerte?
No sólo nos hicimos cargo de la parte estética del evento, sino que de todo lo operativo y funcional, tras bambalinas, para que los proveedores puedan trabajar bien. Desde cocinas amplias y equipadas; una cámara de frío gigante, espacios de carga y descarga de camiones. Tenemos guardarropía, amplios baños para los invitados, ciento setenta estacionamientos, sala de novios, generadores en caso de emergencia, entre muchos otros.

¿Trabajan con una productora?
Sí, tenemos una alianza con ASG Producciones, también de la región. Aquí la producción es fundamental, por lo mismo ideamos con ellos un proyecto especial para Chapanay. Fue un proceso largo, pero supimos hacerlo bien. Hoy tenemos un sistema de audio alemán, donde, por ejemplo, los bajos del audio no revientan de forma molesta y sólo se escuchan en la pista. Instalamos parlantes empotrados (no se ven los cables), y un sistema de audio e iluminación que se controla remotamente desde un estudio en el entretecho, tal como un show de televisión. Hoy tenemos uno de los mejores sistemas del país.

¿Qué le ha llamado la atención al público?
Los detalles, sin duda, y la innovación. Fuimos los primeros en tener la pista led con fondo infinito y sobre ella se abre el techo automáticamente. Esto es muy entretenido porque permite que un dron tome un video desde afuera hacia la pista de baile. Como es un invernadero tenemos un sistema de esparcidores de agua en el techo para bajar la temperatura en verano y grandes ventiladores que lo acompañan. La caída de agua con la vegetación se ve preciosa. Este es un lugar clásico en su arquitectura y en la estética, pero con la mejor tecnología.

¿Tienen otros convenios?
Sí, con las canchas de nuestros vecinos en caso de un evento empresa y a los novios les regalamos la noche de bodas en el Radisson de Concón, buscamos que tengan una experiencia completa.

¿Cuáles son los próximos desafíos?
Sabemos que aún estamos en un “veranito de San Juan” y somos los nuevos. Pero es muy importante la innovación, siempre estamos buscando con qué sorprender, pero de manera sutil para no caer en lo exagerado. Queremos explotar más nuestro centro ceremonial, por ejemplo, donde ya se realizan matrimonios religiosos o civiles. En síntesis, que este sea un lugar cómodo, seguro, entretenido y con todo lo que soñaron.