Saga Goñi, freerider: Intrépida

Con dieciocho años recién cumplidos, la campeona nacional de freeride se prepara para una nueva temporada de competencias, tanto en freeride como skicross, modalidades donde la joven deportista despliega todo su talento y destreza. “Me encanta esquiar, uno se siente libre; cuanto estás en la montaña te desconectas y todo pasa a segundo plano”.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías Andrea Barceló

El año pasado, Saga participó en el cortometraje Deep Andes, junto a los mejores freeriders del mundo. Una oportunidad imperdible para explorar la cordillera del Maule junto a la leyenda del freeski mundial, Griffin Post, los campeones del Freeride World Tour, Leo Slemett y Marion Haerty y el destacado rider español, Aymar Navarro. La semana se tiñó de compañerismo, aprendizaje y sana competencia. “En total éramos ocho, junto con la Sole Díaz, su hermano (Cristóbal Díaz) y Vicente Sutil”.

Una experiencia que quiere volver a repetir en otras latitudes. El próximo año Saga se lo tomará sabático. “Quiero esquiar, quiero entrenar full, quiero viajar. Sí o sí quiero seguir compitiendo. Esto solo empieza”.

La más joven del circuito ya está en las ligas mayores. Y se siente a sus anchas. Dice que la nieve siempre ha sido parte de ella: antes de los dos años tuvo su primer par de esquís; a los siete, su primera competencia; a los once, su primera competencia internacional de Freeride Junior en Estados Unidos, donde salió tercera. Un excelente lugar si pensamos el gran nivel que existe allá. “Me encantó la experiencia. En esa época no existía esa disciplina en Chile, el freestyle se estaba desarrollando y todavía no se hablaba de él en forma competitiva”.

La hija de Alexandra Jung y Sebastián Goñi —un instructor de snowboard y guía de Heliski que se dedicó a la montaña—, a partir del 2015 comenzó a irse a La Parva todas las temporadas. “Comencé a entrenar con la selección nacional de freestyle. Como el freeride no es un deporte olímpico, no existe una selección de freeride en Chile, que es la disciplina en la que compito”.

¿Por qué esa disciplina y no otra?
Mi papá siempre me llevó a esquiar fuera de pista desde muy chica, con nieve polvo. Y eso me encantaba. La sensación de andar en nieve virgen es como si fueras flotando allá arriba. Es mucho más suave y mucho más libre.

¿Cuál es el mejor lugar para entrenar?
En Chile, La Parva, porque tiene un terreno variado que te permite entrenar distintos aspectos y su infraestructura es muy buena. Por otro lado, Chillán también es increíble; los paisajes del sur son muy lindos, juguetones y desafiantes. Pero esquiar fuera de Chile es otra cosa, porque hay cultura de freeride. Hay competencias junior de niños menores de diez años que son secos y eso te motiva un montón.

¿Qué se necesita para destacar en el esquí?
Motivación y constancia. Ponerse metas y entrenar. Aprender a leer la línea, aprender a escuchar a los otros, a escuchar consejos.

En el freeride evalúan a los competidores con cinco criterios: línea, control, fluidez, saltos (aire & estilo) y técnica. La línea se trata de la ruta que el competidor traza para bajar, cuál es su dificultad, cuál es el factor peligro, qué tan única y creativa es su ruta en comparación con los otros participantes. Entonces aprender a ver por dónde no es peligroso bajar  y por dónde sí, es una de las cosas más importantes.

¿Cómo sabes por dónde bajar?
En la mayoría de las competencias no te puedes tirar por la línea que tú trazaste antes, entonces lo que se hace es mirar desde abajo, sacar fotos, analizar, estudiar, pensar, evaluar cuál será tu ruta, qué roca puedes saltar y cuál no. Y de ahí memorizar todo y tratar de entenderla estando parada desde arriba, antes de la carrera.

Qué difícil…
Claro, porque en esta disciplina no es llegar y tirarte montaña abajo. Tiene mucho de análisis. Desde arriba todo se ve distinto, te cambia la perspectiva, entonces lo que tienes que hacer es buscar puntos de referencia que sepas que desde arriba se van a ver. Y mucha práctica, porque al final el aprender a leer la línea y entenderla es pura práctica y rigurosidad.

¿Y cómo entrenas sin haberte tirado antes?
Buscando lugares parecidos, con condiciones similares de nieve.

¿Cuál ha sido la carrera más desafiante?
Santa Tere, en The North Face Chilean Freeride Championship 2016-2017 (la competencia más vertical de Sudamérica). Es una tirada súper larga, que desde arriba tiene muchos puntos ciegos y se ve todo muy parecido. Dura como dos minutos, algo así como mil metros de desnivel y eso es mucho. Fuimos un par de veces antes a hacer la línea, a entenderla, a aprenderla. Memorizar los puntos fue clave.

En esa oportunidad, Saga salió segunda en la carrera. Tenía dieciséis años.

¿Qué consejos te da tu papá antes de cada competencia?
Prepararme antes de cada carrera, porque al final eso es lo que te da más seguridad. Si uno sabe que entrenó, que practicó, que se preocupó con anterioridad, está mucho más confiado y tranquilo.

¿Cuál es tu meta?
Hay dos cosas que me gustarían. Por un lado, llegar al World Tour de Freeride, que es la competencia más importante que hay a nivel mundial. Y por otro, como me gusta mucho el skicross, ver la posibilidad de ir a alguna olimpíada. El skicross tiene lomas, peraltes, saltos, es muy entretenido. Siempre me ha gustado, pero en Chile no se entrena mucho porque no existen canchas para hacerlo. De hecho hay solo una competencia al año y las canchas ni siquiera se acercan al nivel que existe afuera.

¿Has competido en skicross?
Sí, el año pasado en La Parva.

¿Y ganaste?
Sí. Era el sudamericano.

Y lo dice como si nada, como si fuera lo más natural del mundo. Sindicada como la promesa del freeride nacional hace algunos años, Saga, además de talentosa, es bajo perfil.

¿Quiénes son tus referentes?
Me gusta mucho Jacqueline Passo, lejos, una de las mujeres más aperradas que he visto en mi vida. Se tira demasiado fuerte, salta rocas gigantes. Tú la ves bajar y dices ¡wow! Es muy valiente.

¡Pero tú también lo eres!
Pero ella está a otro nivel.

LIBERTAD

Auspiciada por North Face, Ski Náutica, La Parva, Libtech y Kantopro, Saga se prepara para las tres fechas del campeonato nacional de Freeride Chile y una fecha de skicross en La Parva: TNT.

¿Por qué crees que hay poco exponente de tu disciplina, el freeride?
Yo creo que falta atreverse. Se mira como algo peligroso, arriesgado, fuera de pista, complicado, pero en verdad no lo es. Siento que cualquiera podría intentar y atreverse y partir de a poco, paso a paso. No necesariamente te vas a tirar por la montaña más alta, la más complicada, la más peligrosa o con más piedras. Creo que hay un miedo innecesario.

¿Qué ha sido lo más difícil?
Compatibilizar con el colegio y que no es un deporte que se pueda hacer todo el año. En Chile la temporada es corta, por eso la mayoría se va de doble temporada a entrenar afuera.

¿Y cómo lo haces entonces?
Igual es complicado, sobre todo porque vivo en Viña. Lo más difícil es cuando parte la temporada, porque te vas sólo los fines de semana y llegas muy cansada a estudiar, pero el colegio —Altazor— toda la vida me ha apoyado.

¿Tu sueño?
Seguir entrenando, seguir compitiendo y viajar y conocer otras montañas del mundo. Me gustaría mucho llegar al Freeride World Tour, el sueño de cualquier esquiador freeride. Y a las Olimpíadas de Invierno de Skicross el 2020 y cuando sea más grande me gustaría ser parte de películas de nieve.

¿Qué es el esquí para ti?
Todo. Es totalmente parte de mí, me hace feliz, me llena completamente. Estoy tan acostumbrada a estar en la montaña, que la miro y me siento conectada.

¿A quiénes admiras?
A mis papás. Siempre me han apoyado en todo.

También admira al freerider norteamericano Drew Tabke. “Lo conocí en Estados Unidos, es amigo de mi papá. A pesar de que es seco es súper humilde, te invita y te enseña todo lo que sabe. Es bacán ver a alguien que sea así. Voy al hecho de que él es un esquiador integral, más allá del ámbito competitivo”.

¿Cómo te mentalizas previo a las competencias?
Soy súper estresada, entonces tengo que relajarme un poco, respirar y pasarlo bien, no pensar tanto en la competencia, no agobiarme con lo que puede pasar. Pero es difícil. Cuando estoy arriba se me hace un nudo en la guata, me tiritan las piernas, se me ponen tiesas, pero una vez que bajo se me pasa todo y me libero, me entrego a la montaña.

¿Todavía te tiritan antes de una competencia?
Siempre.

 

“El esquí es totalmente parte de mí, me hace feliz, me llena completamente. Estoy tan acostumbrada a estar en la montaña, que la miro y me siento conectada”.

“Quiero seguir entrenado, seguir compitiendo y viajar y conocer otras montañas del mundo. Me gustaría mucho llegar al Freeride World Tour, el sueño de cualquier esquiador freeride”.