Maya Hanisch, ilustradora: Arte folk

Hay un sentido fuerte y mágico detrás de la obra de Maya. Dibujos y collages llenos de folclor y poesía cuyo significado trasciende a los colores y las formas, porque el proceso que hay detrás habla de mucha investigación, historia y antropología. Traducidos a varios idiomas, ha publicado libros no solo en Latinoamérica, sino que en España, Italia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. “Me inspira poder rescatar la identidad local, la historia de la gente, sus vivencias y creencias”, admite desde su casa-taller.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías de Andrea Barceló

Con tres hijos, diez libros bajo el brazo y varios reconocimientos, —entre ellos el célebre Purple Island Award en Corea del Sur—, la agenda de Maya siempre está copada. Invitada frecuente a ferias del libro internacionales, realiza workshops, hace ilustraciones para el mundo editorial y periodístico y, por lo general, trabaja en diez encargos a la vez.

“Me encanta mi pega, siempre me están pidiendo cosas nuevas. Ahora estoy haciendo la cubierta del álbum a un cantante gringo de música indie. Y eso es lo entretenido del arte: su versatilidad, porque puedes trabajar en cualquier soporte. Le da cuento a tu vida, le quita la monotonía”.

¿Cómo defines tu estilo?
Mi estilo está inspirado en el arte folclórico, con mucha botánica y tendencias ilustrativas.

¿Siempre fue así?
Siempre.

EL MUNDO DE MAYA

Hija de padres aventureros, Maya tuvo una infancia muy viajada, enfocada en los ritos, en las fiestas religiosas, en las culturas aborígenes y tribus perdidas. Precisamente de ahí viene el rescate de los colores y la simbología que recorre de punta a cabo su obra. “Tengo un tema con lo folclórico y la identidad local. Busco las raíces de las cosas, la esencia de las cosas, del mundo rural y de las pequeñas comunidades aisladas”, comenta.

A pesar de estudiar diseño gráfico, siempre tuvo una veta muy artística, que consolidó con su estadía en el extranjero una vez que salió de la universidad. “Siempre dibujé, desde chica. El diseño gráfico me entregó muchas herramientas y una manera de pensar rápida, disciplinada, ejecutiva. Y me enseñó a comunicar”.

El 2005 tomó sus maletas. ¿El destino? La Escuela de Bellas Artes de Boston. Se sentía al debe con el arte y partió a aprender y a involucrarse. En esa época las redes sociales estaban todavía en pañales y tímidamente comenzaban a aparecer los primeros blogs de ilustración.

¿Qué aprendiste en ese tiempo?
Asenté la idea de que lo mío era el arte ilustrativo y de que el arte podía dialogar en distintos soportes. Pinté, pinté muchísimo y lo que más aprendí fue la técnica.

Luego, llegaron los libros. El primero se llamó De aquí y allá (editorial Amanuta). Apareció en una época en que había poca ilustración en Chile. Orientado a los niños, se trató de los inmigrantes y del mestizaje. “Es un libro que trata sobre las etnias que estaban acá en Chile y cómo van llegando los españoles, los alemanes, los croatas, los italianos y cómo empieza el mestizaje. Al final del libro hay un mapa, donde los papás le pueden explicar al niño cuáles son sus orígenes. Encuentro lindo rescatar estas cosas de la historia, además porque ayuda a la comunicación con los abuelos. Es un libro muy Montessori”.

Tus libros tienen un contenido profundo…
Me encanta la antropología, la historia. Me considero una historiadora. Me inspira rescatar la identidad local, la historia de la gente, sus vivencias, lo puro, lo no contaminado. Tengo un libro que se llama Viste América, que es sobre cómo visten las etnias desde Alaska hasta la Patagonia. Habla del porqué los inuits (esquimales) se visten con piel de caribú, o porqué los yaganes se ponían grasa de ballena.

Pero no es llegar y armar un libro. Demanda tiempo y una buena dosis de investigación. “Me demoré casi un año, porque me hice asesorar por historiadores y antropólogos para tener datos reales de cómo y por qué cada etnia se vestía así”.

COLOR ANIMAL

Uno de sus libros, Color animal, le valió no solo el premio Purple Island Award, en el Nami Island International Picture Book illustrations Concours en Corea del Sur, sino que fue elegido entre los veinte mejores libros infantiles y juveniles del 2015 por Fundación La Fuente, instancia que le dio la oportunidad para representar a Chile en la BIB Bienal de Bratislava.

¿Sientes que Color animal marcó un antes y un después en tu carrera?
Ganar el premio de Corea fue un tremendo logro, porque ahí están los mejores ilustradores del mundo. Fue increíble, me invitaron a Corea del Sur, a Seúl. De los ocho ganadores, era la única hispanohablante. Me recibieron en una isla: Nami. Y en la mitad del bosque había una librería gigante, con una exposición de nuestros trabajos. Una maravilla.

¿Qué significó este premio?
Te da prestigio, te abre puertas y te das cuenta de que hay mucha gente que aprecia lo que haces.

¿Con qué materiales trabajas?
Acrílico sobre papel y tela. Antes ocupaba la técnica del collage. Mis primeros libros fueron muy infantiles, y de a poco he ido cambiando la imagen, haciéndola más rica en texturas. Estoy en una eterna búsqueda, de aplicar distintos materiales, no me gusta encasillarme mucho.

¿Quiénes son tus referentes?
Mis ilustradores favoritos son Beatrice Alemagna, Sara Fanelli, Laura Carlin y Catarina Sobral. En cuanto a la botánica: Ernst Haeckel.

¿Qué te inspira?
La vida, los colores, el folclore, la artesanía y mis hijos. Por ellos empecé a escribir.

¿Qué se viene este 2019?
Hoy estoy explorando el mundo de adulto, trabajando en libros para editoriales de España e Inglaterra. Ahora estoy haciendo un libro que se llama Vestidos folclóricos del mundo.

 

“Me inspira la vida, los colores, el folclore, la artesanía y mis hijos. Por ellos empecé a escribir”.

“Soy muy rayada por la artesanía, muy rayada por el mundo rural, por el folclore puro”.