Da Vinci: Un quinto centenario memorable

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Este 2019 Da Vinci se transforma en un personaje memorable, que merece ser recordado por todo lo que significó, resultando ser un muy buen ejemplo para buscar inspiración y aprendizaje en el pasado y hacer de la Historia una realidad viva.

 El 2 de mayo de 1519 fallecía en el bello Castillo de Clos-Lucé, en Amboise, el célebre Leonardo da Vinci, uno de los íconos de lo que más tarde se conoció como “Renacimiento”, un extenso período histórico que tenía sus raíces en la Baja Edad Media, y que se hizo visible entre los siglos XV y XVI, es decir, en los albores de la modernidad.

Al momento de su fallecimiento Da Vinci tenía 67 años y una extensa trayectoria como artista, ingeniero, arquitecto, escultor e inventor, en suma, un hombre global que fielmente representaba el valor de una formación integral y una capacidad innovadora que, hasta hoy, no deja de sorprender y causar admiración.

Si bien este personaje es considerado uno de los artistas más célebres de su tiempo, gracias  a la fama alcanzada por obras tan significativas como La Mona Lisa, La Última Cena y La Virgen de las Rocas, por citar algunas, en realidad su trayectoria profesional no fue muy valorada en su tiempo, principalmente porque a sus grandes virtudes, también acompañaron algunos defectos que en la vida profesional le costaron caro: su falta de perseverancia y sus constantes demoras en la entrega de los encargos que obtuvo como artista, lo cual terminaró por afectar su reputación, y pese a su genialidad, su competitividad fue perdiendo fuerza en una época en que en el norte de la Península Itálica coincidieron varias genialidades artísticas como, por ejemplo, Miguel Angel Buonarroti, Rafael Sanzio, o Sandro Boticelli.

Leonardo había nacido en Vinci, pequeña localidad cercana a Florencia en 1452, siendo hijo de Catalina di Meo Lippi, una joven campesina huérfana y de Ser Piero d´Antonio da Vinci, un conocido notario florentino, en una relación que no perseveró tras el nacimiento del futuro artista. De hecho, Leonardo fue criado por su abuelo paterno en Florencia y más tarde, ingresó como aprendiz al taller del conocido pintor Andrea del Verrochio, destacado maestro de otros grandes de la pintura como Ghirlandaio, Perugino y el referido Botticelli.

En ese entonces, para ser artista se requería pasar por la formación de un maestro, en donde no solo se enseñaba la técnica pictórica, sino que se motivaba a los jóvenes aprendices a ampliar su conocimiento de tal modo que fuesen capaces de observar su entorno y representarlo.

Fue durante esa etapa formativa, en que Leonardo mostró un enorme potencial, a tal punto que comenzó a superar a quien le estaba formando. Ya en la vida profesional, trabajó en Florencia, Milán, Venecia, Roma y en Amboise, Francia. En todos esos lugares dio muestra de una genialidad que traspasó con creces sus capacidades artísticas, puesto que afloró su capacidad inventiva y espíritu innovador que cautivaba, a tal punto que, por ejemplo, en Milán, fue contratado como ingeniero y trabajó en los sistemas defensivos del territorio ducal. Sin embargo, en todos los lugares donde estuvo, su obra pictórica dejó huellas que con el tiempo se transformaron en patrimonio del arte universal.

Leonardo representa de muy buena forma el espíritu humanista, con una mirada global y pensamiento crítico, características fundamentales en nuestros tiempos sin importar la profesión.

Este 2019 Da Vinci se transforma en un personaje memorable, que merece ser recordado por todo lo que significó, resultando ser un muy buen ejemplo para buscar inspiración y aprendizaje en el pasado y hacer de la Historia una realidad viva.