El gran pastel de choclo

Por Rodrigo Barañao. chef

No hay nada mejor en el verano que comer las frutas y verduras de la estación, la sandía, el melón, los duraznos, el choclo, comer esos ricos tomates bien jugosos y con harto sabor. Lo bueno también son las preparaciones asociadas, la ensalada chilena con ají verde, el tomaticán, los porotos granados, las humitas, el pastel de choclos. Y con este último plato me voy a quedar para hablar un poco de su historia y de sus distintas versiones a lo largo del tiempo.

La palabra “choclo” viene del habla andina, específicamente del quechua. Se le denominaba chocollo a la mazorca de maíz. Además, se puede encontrar a lo largo de Latinoamérica, es por eso que encontrarle un origen específico es muy difícil. Existen distintos registros antiguos de este plato, pero no de la misma manera en que lo comemos hoy en día acá en Chile. El pastel de choclo combina el relleno de la empanada con el grano molido, servido en un recipiente de greda muy caliente. Así lo conocemos, pero retrocediendo a los tiempos de la Colonia, data un registro del historiador peruano Ricardo Palma, el cual dice que los dominicos lo prepararon al dar un banquete en el Cuzco, por ahí por el 1600. Por lo que, si existía en el Perú colonial, también debería haber estado presente en el Chile colonial de esa época.

El registro que hay del territorio nacional es de más adelante, cuando Chile era una nación independiente, en un archivo que dejó Claudio Gay, naturalista e historiador francés, traído como intelectual para crear los primeros registros de la flora, fauna, geografía y geología de nuestro territorio, donde mencionó una preparación similar a la que hacían los dominicos, pero menos sofisticada, encontrada entre las comidas de los campesinos, la cual sería similar a la de hoy en día.

Con esto podríamos pensar que en Chile la preparación del pastel de choclo tiene sus orígenes en el mundo campesino, no en la alta sociedad como en el caso de Perú, con los dominicos, por ejemplo, sino que se disfrutaba en el campo. La diferencia es que hoy en día esta preparación, al igual que muchas otras, no conoce de clases sociales, sino que se disfruta de la misma manera en cualquier mesa que se sirva. También lo podemos encontrar en restaurantes de distinto tipo, pero sobre todo en los de comida típica chilena, en los cuales siempre lo sirven bien caliente en un buen librillo de greda. Puede pasar por muchas variaciones y formas de servirlo, dulce o salado, con o sin pollo, pero nunca va a ser más rico que cuando se sirve en greda.

El pastel se ha convertido en una comida tan versátil que puede servirse como un aperitivo en porciones más pequeñas o como plato de fondo. Puede estar al centro de una mesa en una reunión familiar, como una rica comida para un soltero después del trabajo, o en un restaurante típico, pero nunca va a cambiar lo esencial de su receta. Incluso hoy lo podemos encontrar congelado en el supermercado, en la calle, listo para llevar y calentar en casa.

Finalmente, esta preparación se ha convertido en algo típico de la gastronomía chilena, que independiente de la manera en que lo encontremos y comamos, siempre mantiene lo esencial que nos hace querer volver a comerlo. A mí me hace recordar mi infancia cuando lo preparaba mi abuela Blanca, con ese olor particular que se sentía en la casa, partiendo por la cocción, y esas ansias de querer comerlo al sentarse en la mesa. La comida no conoce de diferencias sociales, sino que cada uno la disfruta y la recuerda a su manera.

Aquí les dejo una receta, hay varias formas de prepararlo, hoy le agregaremos carne de centolla (para seis personas).

-10 choclos grandes

-1 paquete de albahaca

-1 litro de leche o de leche evaporada

-3 cebollas

-1/2 kilo de centolla o carne de jaiba

-4 huevos

-2 pechugas de pollo

-Aliños a gusto

-1 taza de azúcar

Rallar y moler los choclos con la leche y cocinar. Hacer el pino con la cebolla y la carne de centolla o de jaiba. En una bandeja para horno agregar el pino. Luego los huevos duros y el pollo ya cocinado. Terminar con la pastelera y el azúcar arriba. Llevar al horno para dorar bien y a disfrutar este rico plato chileno. Acompañar con un buen vino con frutilla muy helado

Un abrazo y escríbanme (Rbaranaog@gmail.com)