Robinson Méndez, deporte paralímpico: Contra la corriente

Después de concretar una brillante carrera en el tenis paralímpico, especialidad en la que fue número uno de Chile por mucho tiempo, hace poco más de dos años se radicó en Concepción para apostar por el canotaje, con rápidos y buenos resultados.

Por Érico Soto M. / Fotografía Sonja San Martín D.

El palmarés deportivo de Robinson Méndez no tiene comparación. Durante diecinueve años se dedicó al tenis paralímpico con éxito pleno, convirtiéndose en el mayor ganador de esta disciplina en el país, algo que corroboran sus veintisiete torneos ganados alrededor del mundo, participación en cuatro Juegos Paralímpicos (Atenas 2004, Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016), y quince años número uno de Chile, en esta modalidad.

Una vida que siempre estuvo marcada por el deporte, pues antes del accidente que a los doce años lo dejó en silla de ruedas, intentó ser futbolista. Entonces, jugaba en las series menores de Palestino, cuando una bala perdida lo dejó parapléjico, pero en ningún caso acabó con sus sueños de convertirse en un gran deportista.

Después de ganarlo todo en el tenis, hace poco más de dos años Robinson Méndez decidió cambiar de deporte: el canotaje. Una etapa que lo encontró en la madurez como atleta, pero también con nuevos objetivos y dedicación especial a una especialidad en que, rápidamente, comenzó a cosechar logros, pero que lo llevó a radicarse en Concepción para entrenar en el CENDYR Náutico de San Pedro de la Paz.

DECISIÓN

¿En qué momento se produjo para ti este cambio de deporte?
El paso del tenis al canotaje fue exactamente en mis últimos Juegos Olímpicos, en Río 2016. Ya venía pensando hace varios años la posibilidad de cambiar de deporte, no precisamente al canotaje, pero en Río lo conocí y me enamoré. La razón, sencillamente, fue porque en el tenis no se dividen las categorías por discapacidades, como en los otros deportes paralímpicos. Y, por ejemplo, en el canotaje hay tres categorías, compitiendo contra tipos que tienen similar discapacidad. En tenis no, es una categoría abierta, en la que si tienes una discapacidad en el tren inferior, puedes sentarte en una silla y competir. En ese sentido, estaba en desventaja, porque mis grupos musculares son escasos comparados con rivales que caminan con dificultad o tienen la amputación de un miembro inferior. Entonces, decidí cambiarme. Y en dos años y medio soy campeón panamericano y sudamericano de canotaje.

¿Desde dónde partiste en el canotaje?
Llegué con nada. Porque al cambiarme de deporte renuncié a todos los beneficios que tenía, del gobierno, becas, sueldo. Entonces, era una apuesta. En el camino pude lograr otro de mis sueños, que era ser parte de Colo Colo, club que ahora me patrocina, por lo que me pasa dinero para poder competir; así como el Comité Olímpico, que también me apoya.

¿Ayudó haber competido previamente al más alto nivel?
Ya tenía un cincuenta por ciento a mi favor por el hecho de haber practicado toda mi vida, sobre todo en lo sicológico. La constancia del deporte desde niño. Entonces, era solamente agrupar los músculos específicos para este deporte y poder trabajar en ellos para obtener logros.

¿Cómo se dieron los primeros resultados?
Fueron de inmediato. Comencé en octubre y ya en marzo del siguiente año era vicecampeón sudamericano. Entonces, después de un principio de muchas dudas por saber si había elegido bien o no, al momento de la medalla viví un desahogo, un respiro, por poder decir: no me equivoqué.

CONCEPCIÓN

Entrenar un deporte como el canotaje no solo traía consigo la necesidad de cambiar la rutina y los entrenamientos diarios, además debía dejar la cancha de arcilla o cemento y pasar directamente al agua. Entonces, la misión era encontrar el lugar adecuado.

Fue así como apareció la Región del Biobío, con la Laguna Chica de San Pedro de la Paz, y los entrenamientos de la selección chilena de la disciplina. Una alternativa que también ofrecía la posibilidad de trasladar sus estudios y comenzar una nueva carrera: Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física en Universidad de las Américas.

¿Cómo fue la decisión de cambiar también de ciudad?
Una semana antes del viaje a Río, estuvimos en La Moneda y conocí al seleccionador de canotaje, Ariel Rubilar, quien es hoy mi entrenador. Ahí le comenté mis ganas de poder practicar este deporte, él me habló de la disponibilidad y del CENDYR de San Pedro y que, terminando Río me fuera para allá. Yo estaba estudiando en Santiago, pedí el traslado y ahora estoy radicado acá. Lo más difícil fue acostumbrarme a la lluvia y al frío. Fueron veinte años de tenis, donde una pequeña llovizna terminaba el partido, o lo cancelaba, y los entrenamientos también. Pasé a un deporte en el que, si llueve, no se para. Con frío tampoco. Es totalmente distinto, por lo que tuve que acostumbrarme. No me gusta el frío y la lluvia, pero ya me acostumbré, aprendí a lidiar con eso y estoy muy feliz.

¿Qué te dejaron tantos años de tenis?
Muchos aprendizajes. Al tenis le debo mucho, porque me ayudó a cumplir mi sueño, que era representar a Chile. Lo que tanto anhelaba cuando era futbolista de niño, pero lamentablemente el accidente me dejó en silla de ruedas. Así que toda la vida voy a estar agradecido.

 ¿Qué es lo mejor de practicar este nuevo deporte?
El paisaje es envidiable, aunque se vuelve un poco más normal entrenando día a día. Pero mi motivación siempre fue y ha sido competir por Chile. Desde jugar a las bolitas, dar siempre el ciento por ciento, en este u otro deporte.

FUTURO

¿Qué es lo que viene para ti?
Hay una gira a Japón este verano, y en mayo una Copa del Mundo, en Hungría. Luego vienen los Panamericanos de Estados Unidos, el Sudamericano de Ecuador, y el Mundial de Polonia, en agosto, que es lo más importante, porque si me va bien puedo clasificar a Tokio 2020.

¿Cuáles son tus principales logros en este tiempo en el canotaje?
Obtuve oro y plata en Panamericanos de Canadá, en octubre. Y lo mismo en diciembre, en el Sudamericano de Buenos Aires. El objetivo es no salir de ahí, y obviamente no bajar mis marcas. Se puede, sin duda. Llevo muy poco en esto, compito con deportistas que llevan doce o trece años remando y hay mucho por recorrer. El deporte paralímpico, y sobre todo este, es mucho más longevo. Yo tengo treinta y cuatro años, por lo que me queda bastante aún.

¿Qué metas te pones en el deporte y fuera de él?
A futuro, poder terminar la carrera en la que estoy, luego de haber concluido la de Preparador Físico. Me quedan dos años, y también quiero tener una familia. Estoy construyendo mi futuro. También, ser un aporte para el deporte chileno, porque tengo la experiencia. Los que vivimos del deporte toda una vida sabemos qué sirve y qué falta. Y lo otro es el sueño de ganar una medalla paralímpica.

“Al tenis le debo mucho, porque me ayudó a cumplir mi sueño, que era representar a Chile. Lo que tanto anhelaba cuando era futbolista de niño, pero lamentablemente el accidente me dejó en silla de ruedas”.

“El deporte paralímpico, y sobre todo este, es mucho más longevo. Yo tengo treinta y cuatro años, por lo que me queda bastante aún”.