Self Portraits

Cada vez que entramos a las redes sociales, nos encontramos con alguna que otra selfie. Ya se nos han hecho tan frecuentes que ni nos sorprenden, pero en otra época esta inmediatez era impensable, y al ser poco comunes, este tipo de fotografías tomaban otro peso, clasificando generalmente como autorretratos. La fotógrafa autodidacta franco americana Vivian Maier (1926-2009)  ha sido mundialmente reconocida por estos, pero a diferencia de las mujeres actuales, ella se tomaba la foto desarreglada y con aparente espontaneidad. Maier se dedicó a su vocación a sol y a sombra, no se casó ni tuvo hijos. Excéntrica, no publicaba ni vendía sus fotografías. Se ganaba la vida como niñera en Chicago y Nueva York. Vivir en otras casas y ganar buenos sueldos, le permitía invertir en sus equipos y diversos viajes.

Fue conocida por llevar una cámara Rolleiflex —con visor— a la altura de la cintura, lo que le permitía mirar a los ojos al retratado. Dejó 150.000 negativos, que fueron hallados en una subasta, adentro de unas maletas. Lo curioso, es que en sus autorretratos se deja ver al mismo tiempo que se esconde, y se va mostrando de manera sutil. En varios no es más que una sombra y de a poco se integra camuflándose con el entorno, hasta llegar en algunos a exponer su imagen en totalidad. Su obra vivió ese mismo desarrollo, del anonimato al reconocimiento rotundo.

Una selección de ochenta y tres autorretratos en blanco y negro y a color integran la nueva exposición que presenta el Centro Cultural Las Condes con “Vivian Maier Self Portraits”, la que responde a su sensibilidad y elegancia, que dejan ver su mundo personal —y su carácter—, que ocultó con el propósito de conservar su calma, la misma que vemos en la armonía de sus composiciones, en las capturas de su imagen en muchísimos  reflejos y espejos.