Mariangel Olivares, artista visual: Esencia naif

Inspirada en historias del Elqui, en mitos y leyendas, en la poesía y, sobre todo, en experiencias de vida, esta artista autodidacta deja fluir su creatividad pasando por la pintura, el diseño, la escultura, la cerámica y la fotografía. Dueña de su propia galería de arte, artífice de una fundación y maestra en talleres, Mariangel rinde honor a su tierra natal y a un estilo ingenuo, sencillo e inagotable.

Por Verónica Ramos B. / Fotografía: Francisco Díaz U.

En el amplio y acogedor espacio circular de su casa-taller, ubicada a pocos kilómetros de Quebrada de Talca, en el Valle de Elqui, Mariangel nos presenta algo de su colección personal y con breves relatos cuenta la historia que guardan sus obras y de cómo el arte ha llenado su vida, por más de treinta y seis años.

Una decena de coloridos cuadros, muebles intervenidos, esculturas de madera y obras textiles, todas de su propia autoría, iluminan la sala diseñada también por ella, y en la que destacan un robusto y añoso tronco en el centro, techo de cañas y muros de barro. Aquí pasa gran parte del día, esta artista multifacética que nació en Vicuña y creció en Gualliguaica, hoy, pueblo sumergido bajo las aguas del Puclaro. Con franqueza afirma que, cuando era niña, pintaba por obligación. “Mi mamá me sentaba a pintar y me cargaba. En el colegio le pedía a una prima que me hiciera los trabajos de arte, porque no tenía ninguna motivación”, recuerda Mariangel, y agrega que al egresar del colegio, estudió dos años enfermería; luego, se casó y se convirtió en madre de cuatro hijos.

“Cuando estaba embarazada de mi tercera hija, empecé a pintar muebles para casas de haciendas, o bien, los diseñaba y los mandaba a hacer a maestros de la zona. Aprendí de algunos libros que había traído desde Alemania y de a poco fui entrando en el mundo del arte” señala.

¿Y siempre de manera autodidacta?
Sí. De los muebles pasé a los cuadros, con una pintura muy ingenua, estilo naif, y esto lo he mantenido hasta ahora, porque es parte de mi esencia. Después de años de experiencia en la plástica, comencé a impartir talleres y estando en Santiago, presenté un proyecto en la Fundación COANIL que se llamaba Flor de Arte y trabajé cuatro años con niños con capacidades diferentes. Los dibujos de los chicos se transformaron en objetos de diseño y fue una experiencia fantástica.

¿Y qué te llevó a regresar al valle?
Mis hijos se independizaron y no quería vivir sola, así que decidí volver para estar más cerca de mis padres. En Santiago, tuve la posibilidad de realizar una serie de exposiciones, pero en este campo que es familiar pude crear, hace quince años, mi propia galería de arte. La Galería Elqui era una bodega donde se guardaba el pasto y la transformé. Aquí tengo una exposición permanente de mis trabajos y dos o tres veces al año, organizo muestras colectivas de diferentes temas. Esta galería no tiene pretensiones comerciales. No cobro nada y si alguien vende sus trabajos, me alegro mucho.

Hay mucho del valle en tus obras
Cuando partí con la pintura comencé a conectarme con mis vivencias de niña en el campo y, desde entonces, siempre ha estado presente el Valle del Elqui. Mi arte tiene mucho que ver con registros de mi vida, de leyendas que me han contado, de historias familiares. En la primera etapa, pintaba personajes sin rostros y a los hombres los hacía muy pequeños… creo que tiene relación con un proceso emocional que estaba viviendo en ese entonces.

Veo que también te inspiras en la obra de Gabriela Mistral
Mucho, incluso me gané un proyecto FONDART sobre el Poema de Chile, inspirado en el Valle y en el libro póstumo de Gabriela, editado por Doris Dana. Algunos de esos cuadros están aquí, Río Elqui y Granadas. Esa silla reciclada (se acerca para mostrarla) forma parte de una exposición colectiva que hice el año pasado y está inspirada en poemas de la Gabriela. Es una interpretación de Todas íbamos a ser reinas, una poesía que habla de mujeres, las que finalmente terminaron criando hijos y haciendo pan amasado… esos fueron los reinos que lograron y por eso forré el cojín con un saco de harina y las reinas de cartón quedaron enclaustradas en sus casas.

HAITÍ EN IMÁGENES

Mariangel rescata todo tipo de materiales que encuentra en el campo y los transforma en objetos de arte y de diseño. En una de las últimas exposiciones colectivas, llamada Útero, realizó dos obras textiles; una de ellas, está elaborada con un balde tejido a telar que simboliza el cuello uterino y, la otra; es un harnero forrado en crea, que representa el nacimiento de su hijo mayor.

¿También te dedicas a la cerámica gres?
¡Me encanta! Y es probable que para el próximo año tenga una serie de esculturas en cerámica, porque espero trabajar en el taller de Anny Rodríguez. Hace dos años, con Audé Gutiérrez, realizamos un taller de cerámica en greda para las mujeres de las zonas rurales. Fue muy bonito y esto me motiva mucho. Con mis hijos creamos la Fundación de Permacultura sobre desarrollo social, cultural y de rescate. Tenemos en proyecto hacer un documental y esperamos con esto, crear una escuela de oficios.

¿Estás preparando alguna exposición para este año?
Hace más de diez años, mi hijo mayor, que es médico, se fue a trabajar a Haití por la Fundación América Solidaria y viajé a visitarlo. Allí hice varias fotografías de retratos y de la isla y luego, las expuse en Espacio Riesco, en una muestra llamada Haití Profundo. A fines de noviembre, espero presentar esta misma exposición en el Museo Gabriela Mistral, en Vicuña, pero para ello estoy trabajando las fotos en blanco y negro. Mi intención es invitar a comunidades de haitianos que viven en esta zona, pues será un pequeño homenaje para ellos.

¿Y algún proyecto artístico pendiente?
Quiero hacer un parque de esculturas frente a mi galería. Tengo mucho material para reutilizar y reciclar, entonces quiero invitar a varios artistas para que vengan a trabajar acá. La intención es que las obras tengan relación con el cuidado del planeta. Tengo muchas otras ideas, hay tiempo y siento que para crear, vivo en un paraíso.

“De los muebles pasé a los cuadros, con una pintura muy ingenua, estilo naif y esto lo he mantenido hasta ahora, porque es parte de mi esencia”.

“Mi arte tiene mucho que ver con registros de mi vida, de leyendas que me han contado, de historias familiares”.

“Quiero hacer un parque de esculturas frente a mi galería”.