Pasapalabra

Por Arturo Gómez M.

Entre los programas más recordados de la televisión chilena, no me extrañaría que quede para la posteridad el que emite hoy Chilevisión en su horario nocturno. El esperado Pasapalabra. No hay chileno, en la actualidad, que no vea este bonito programa cultural, al alcance de todos los televidentes.

Eso es lo atractivo. El que todos podemos participar, ya que siempre hay una sección que nos acerca a nuestros elementales conocimientos de nuestras vidas, ya sea lo musical o lo cultural.

Interesante resultan los momentos del «ahorcado» que, dicho sea de paso, todos hemos jugado en algún momento de nuestras vidas. Aunque han salido solamente algunas definiciones astronómicas, no podemos negar el altísimo conocimiento de «las capitanas», las que han permanecido en mayor cantidad de programas, en comparación con los varones. Este tipo de programas, que llegan a grandes masas de televidentes, han hecho cambiar, incluso, nuestro vocabulario diario.

Hace unos años atrás, cuando queríamos cambiar de tema o de conversación, las personas decían next, palabra empleada en un programa juvenil de acercamiento amistoso entre parejas. Hoy en día, ese término cambió a «pasapalabra» y ya sabemos que nuestro interlocutor desea cambiar, radicalmente, de tema.

Da gusto ver programas que enseñan y dejan cultura. Aunque es un programa copiado, es tan llamativo su desarrollo que, su conductor, le da un ambiente muy familiar y relajado. Recuerdo que, en mi juventud, existía un programa radial de conocimientos muy variados, en donde personas le hacían preguntas a un jurado extremadamente culto en historia, ciencias y literatura, programa transmitido por la desaparecida Radio Minería (no teníamos televisión en Chile, aún).

Posteriormente se hicieron más programas culturales, en donde el participante, seleccionaba el tema de su conocimiento. Y aquí viene la conexión entre lo astronómico y lo cultural de estos maravillosos programas, y que la gente pide a gritos, sean más numerosos y no llenar nuestros cerebros de temas que no son relevantes, como lo vemos en la televisión, con farándula y esoterismos mal planteados.

Uno de nuestros compañeros de trabajo, de Cerro Tololo, participó con un tema muy especial. «La ópera italiana» y la sección se llamaba «Conocimiento Auditivo Musical». Consistía en que, por algunos segundos, le hacían escuchar un breve trozo operático y luego, nuestro compañero de trabajo, debía indicar el nombre de la ópera, su autor y el nombre del tema escuchado.

Durante varias semanas, nuestro observatorio era un verdadero centro musical, desde la mañana hasta el anochecer, ya que Ricardo González, ese era el nombre de nuestro compañero, repasaba una y otra vez, cientos de temas líricos maravillosos que nos proyectaban a nuevas sensaciones auditivas.

Por mucho tiempo logró adivinar los difíciles momentos de audición de la extensa cantidad de óperas italianas, a plenitud. Y llegó el momento del último programa, en donde un tema musical lo dejó fuera de competencia; pero demostró su vasto y dilatado conocimiento musical sobre la ópera italiana, que él había elegido.

Ricardo ya no está con nosotros. Viaja por el espacio, quizás en otra dimensión; pero los que fuimos sus compañeros y amigos le agradecemos esos momentos musicales que nos acercaron, a todos, a su mundo operático que, al igual que el programa Pasapalabra, nos está dejando una estela de conocimientos que, en forma familiar y amena, nos hace ser un poco mejores.