Los ricos también lloran

Por Marcelo Contreras

ELITE. NETFLIX.

La estrella de Glee, Lea Michele, vio los ocho capítulos en un solo día. En el reputado sitio Vulture hacen rankings de las parejas románticas de su trama, y ya se confirmó una segunda temporada ante el éxito arrasador. Elite es el nuevo batatazo de Netflix manufacturado en España con impacto global, tal como sucedió hace unos meses con La Casa de Papel. Por lo demás, algunos de sus protagonistas como María Pedraza, Jaime Lorente y Miguel Herrán, se repiten acá.

Trama: tres estudiantes de secundaria de origen humilde son reubicados en un exclusivo colegio tras el colapso de su antiguo establecimiento. Las diferencias de clase, el bullying, consumo de drogas, conflictos culturales y religiosos, homosexualismo y experiencias eróticas diversas, se entremezclan en un relato visual siempre pendiente del glamur y la exclusividad propia de instituciones educativas asociadas a millonarios.

Elite podría ser una teleserie por sus amoríos y conflictos, pero logra adentrarse en temas complejos: el revuelo que genera la estudiante de origen musulmán por los hábitos desprendidos de su fe, la condición gay de un par de chicos que a pesar de los tiempos que corren más tolerantes con la diversidad sexual viven una doble vida, y la condición de portadora de VIH de su protagonista. Por si fuera poco, Elite es también una serie policial pues un crimen del que nos enteramos prácticamente de inmediato, se entreteje con todos estos elementos sumando un logrado barniz de suspenso.

La juventud de sus personajes, el carisma de gran parte del elenco y los condimentos de sexo, drogas y rocanrol que amalgaman su guión, empujan a devorar sus capítulos y a preguntarse desde ya cuándo arranca el nuevo ciclo.